El tenista español Rafa Nadal, en una imagen de archivo. | Efe

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El hombre detenido por robar el reloj del tenista español Rafael Nadal, valorado en 300.000 euros, fue condenado a seis meses de cárcel, informó hoy el diario «Le Parisien».

Un juzgado de París impuso, además, una multa de un euro simbólico a Christian A., el empleado de origen luso-brasileño de 38 años del hotel donde Nadal se hospedó durante el pasado Roland Garros, que confesó haber robado el reloj el pasado lunes, la noche de la victoria de Nadal en el torneo.
La multa está muy por debajo de los 5.000 euros reclamados por la parte civil por «perjuicio moral y comercial», indicó el rotativo.

Tras la denuncia interpuesta por el deportista la mañana posterior al robo, la policía judicial llevó a cabo la investigación y detuvo poco después al camarero, que fue descubierto gracias a la llave magnética con la que entró en la habitación de Nadal.

El empleado no tardó en confesar su hurto y en llevar a la policía al lugar donde había escondido su botín, en los alrededores de su domicilio en el municipio de Corbeil-Essones, a las afueras de París.

«Ese reloj habría podido cambiar mi vida. Quería conservarlo porque me habría traído suerte», se excusó el acusado, que sentía cierto rencor, según el diario francés, tanto hacia el tenista como hacia Richard Mille, dueño de la marca del reloj robado.

El detenido confesó también que el relojero le había prometido una de sus creaciones en una ocasión en la que se lo encontró en un hotel de lujo y le mostró su admiración.

Al no cumplir Mille su promesa, Christian A. se sintió «decepcionado y asqueado», dijo ante el tribunal.
La dirección del hotel donde se produjeron los hechos describió al detenido como alguien «serio y que jamás había dado problemas», y aseguró no comprender el acto de su empleado.

El detenido era, según «Le Parisien», una persona bien integrada en Francia pero depresiva, que había pasado una infancia difícil tras ser abandonado de pequeño junto a su hermana.
Llegado a París con 11 años, fue internado en una casa de acogida hasta alcanzar la mayoría de edad, y desde entonces encadenaba pequeños trabajos.