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Un resultado y varias perspectivas ¿es la derrota en la final del Open de Australia la más dulce de Rafael Nadal? Perder un torneo del Grand Slam nunca es motivo de satisfacción, pero rascando en el fondo y, sobre todo, analizando la forma hay elementos que invitan a minimizar los efectos negativos del tropiezo y relativizar la alegría.

Novak Djokovic sigue haciéndose acreedor de su condición de número uno del mundo. El serbio ha trasladado a 2012 el tenis superlativo que explotó en 2011 y ha defendido con éxito el primer grande del curso. El balcánico alcanza los cinco títulos del Grand Slam y mantiene su dominio en los duelos sobre Nadal.

Djokovic ha salido airoso de sus últimos siete enfrentamientos con el jugador mallorquín y le ha privado de forma consecutiva de la gloria en Wimbledon, el US Open y el Open de Australia. Su nivel tenístico, físico, mental y táctico le mantiene un peldaño por encima.

Sin embargo, en la victoria de Nole , por paradójico que parezca, también aparecen motivos para el optimismo de Rafael Nadal. El número dos del mundo tropezó en el último ecalón hacia la gloria, pero volvió a disputar la final de un grande, la décimoquinta de su carrera. El juego desplegado, el nivel físico exhibido y la recuperación mental en el encuentro decisivo son los argumentos que permiten al balear ver la botella medio llena en plena resaca de otro duelo impregnado de épica.

Al contrario que en sus anteriores encuentros con el serbio, Nadal llevó al límite a su adversario y lo hizo mostrando una progresión en su juego con más solidez al servicio y agresividad en sus golpes. El mallorquín logró ponerse por delante en el marcador, hizo sufrir al balcánico más que nunca, se rehizo tras estar contra las cuerdas y tuvo opciones para imponerse, algo que no había sucedido ni en el All England Club y en Flushing Meadows en 2011.

El récord de duración del encuentro (5 horas y 53 minutos) adereza el reconocimiento que merece un título que bien merecieron los dos.

Por otro lado, el balance de las dos primeras citas que alzan el telón del curso solo puede ser positivo para el zurdo de Manacor. Australia siempre ha sido un escenario complicado para Nadal por las alturas del curso en las que se celebra, pero este año, sin el nivel de preparación que el manacorí hubiera deseado, ha sido capaz de volver a pelear por el título.

El balear, que había visto lastrada su pretemporada por unas molestias en el hombro, ha mejorado su rendimiento del pasado curso tanto en Doha como en Melbourne y ha obtenido una inyección de moral importante.

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