Novak Djokovic se ha clasificado para la final del Abierto de Australia, donde se enfrentará a Nadal. | TIM WIMBORNE

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El tenista serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray protagonizaron una épica semifinal en el Abierto de Australia, en la que cualquiera de los dos pudo ganar, aunque finalmente fue el número uno mundial el que se llevó el partido por 6-3, 3-6, 6-7(4), 6-1 y 7-5, tras cuatro horas y 50 minutos, y se enfrentará en la final con el español Rafael Nadal.

El partido, que era una reedición de la final del pasado año, fue una oda al tenis, con puntos estratosféricos, una intensidad máxima, un desgaste físico y mental increíble, pero Murray acabó pagando caro el cuarto set que regaló al balcánico.

Comenzó mandando en el partido Djokovic ante un Murray algo nervioso en los primeros juegos, que no encontraba la tecla para jugar bien los puntos importantes, y que cedió la primera manga.

Parecía que el balcánico comenzaba a encarrilar el partido cuando arrancó con un 2-0 el segundo set, pero Murray no se descompuso. El partido se convirtió en una encarnizada lucha, con puntos larguísimos, y en esa dinámica se encontró más cómodo el escocés que volteó el marcador y pasó a mandar por 4-2.

Ninguno de los dos jugadores encontraba la ayuda de su primer servicio y las roturas se sucedían, pero era el británico el que mandaba en la pista. La segunda manga fue para él, aunque tuvo que sufrir y levantar dos puntos de rotura cuando sacaba para ganar.

Djokovic se sentó con la mirada perdida. Tras casi dos horas de partido se le veía más fatigado que a su rival y eso que no sabía lo que le esperaba. Y es que el tercer set fue antológico. Ambos jugadores deleitaron a la Rod Laver con puntos increíbles en un set intensísimo que duro casi una hora y media.

Fue Murray el que siempre dio mejores sensaciones en la pista pero Djokovic se defendió como gato panza arriba. Siempre estuvo nadando contracorriente. Su primer saque no le funcionaba y el escocés tuvo puntos de rotura en la práctica totalidad de servicios del serbio en el segundo y tercer set.

Pese a ello, el número uno mundial pudo hacer pagar caro a Murray que le perdonara tanto, cuando en el décimo juego dispuso de tres puntos de set sobre el servicio del escocés. El británico los salvó, le rompió a continuación el saque a Djokovic pero le tembló la muñeca cuando servía para ganar y el partido se fue al desempate.

La tensión era máxima, pero Murray estaba más entero y se llevó el 'tie break' que se antojaba decisivo para la suerte del partido. Sin embargo, la cuarta manga fue sorprendente. Djokovic renació de sus cenizas, se reencontró con su saque -sólo cedió tres puntos en todo el set- y el escocés desconectó del partido y regaló en 25 minutos lo que tanto le había costado de ganar en el tercer set.

En la manga definitiva Djokovic estaba más en el partido que su rival. Un quiebre en el sexto juego le puso en una situación inmejorable cuando sirvió con 5-3 para ganar. Pero el partido aún estaba para más emociones.

Murray llevó de nuevo el partido al juego físico y ahí recuperó sensaciones, del 2-5 pasó al 5-5 y dispuso de tres puntos de rotura sobre el servicio de Djokovic. El serbio tiró de casta y calidad para sobreponerse y romper en el duodécimo juego el saque del escocés para apuntarse una antológica victoria.

En la final de nuevo se cita con Rafael Nadal con quien disputará de manera consecutiva su tercera final de Grand Slam y defenderá el trono conquistado el pasado año.