El mallorquín celebra su pase a 'semis'. | Reuters - THIERRY ROGE

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Rafael Nadal está a dos partidos de recuperar el cetro de la tierra y la cima del planeta tenis. El mallorquín hizo bueno el sudor ante Nicolás Almagro (7-6, 7-6 y 6-4 en dos horas y 35 minutos) y ya está en las semifinales de Roland Garros, donde mañana se jugará el pase al duelo decisivo por la Copa de los Mosqueteros ante Jurgen Melzer, sorprendente verdugo de Novak Djokovic en el otro partido de cuartos de final (3-6, 2-6, 6-2, 7-6 y 6-4 en 4 horas y 15 minutos).
El siguiente obstáculo en el camino hacia la final de Rafael Nadal es una de las grandes revelaciones del torneo. Jurgen Melzer, que ya eliminó a David Ferrer, apartó de las esperadas semifinales a Novak Djokovic, que tras mandar en el marcador bajó su nivel y sufrió una inesperada remontada que advierte del estado de forma del austríaco, al que Nadal ha superado en las dos ocasiones en las que se han enfrentado (en Madrid en 2009 y en los Juegos de Pekín de 2008).
El mallorquín, que con su triunfo de ayer ante Almagro y la derrota del serbio se asegura como mínimo el número dos, acabó con la resistencia del murciano en un duelo intenso en el que marcó las diferencias en los puntos importantes. El 'manacorí', que ha igualado el récord de victorias de un español (36) en posesión de Àlex Corretja, estuvo más que notable al servicio (74% de primeros) cediendo sólo un break y destiló agresividad cuando el guión lo exigió para apuntarse un triunfo que le permite seguir acumulando buenas sensaciones. Y es que el balear volvió a cumplir con nota en la progresión que esperaba realizar, tal como demuestra que no ha cedido un set en los cinco encuentros disputados en París.
Con su reciente duelo en el Masters 1000 de Madrid aún en la retina Almagró saltó a la pista con la intención de repetir el guión confiando en alterar el desenlace. El murciano arrancó el encuentro como una exhalación y, tras apuntarse su primer servicio en blanco, logró hacer un break y consolidarlo con ciertos apuros (0-3). La pegada del pupilo de Josep Perlas empujó a Nadal un par de pasos más allá de su hábitat natural en el fondo de la pista. Almagro, que fue fiel a su salida agresiva, insistía sobre el revés del mallorquín, que después de haber empezado mal estrenaba su casillero apuntándose su saque en blanco. El número dos del mundo se cargó de confianza con una ruptura que acabaría traduciendo posteriormente en el empate (3-3) y fue ganando terreno.
Los dos contendientes conservaron su servicio hasta llegar al tie-break, donde el balear, que había desaprovechado cuatro opciones de ruptura y no concedió ninguna, sacó a relucir su aplomo y algunos de sus mejores golpes, en especial una gran derecha paralela para el 4-2 y un excelente revés cruzado con el que comenzó a inclinar la balanza a su favor (7-6 en 58 minutos).
Sin embargo, Almagro sacó a relucir su renovada fortaleza mental y no acusó el varapalo. Nadal, que había sabido sufrir en la primera manga y fue sintiéndose más cómodo, se enzarzó con un intercambio de golpes con el murciano. Los dos se mostraron sólidos al servicio con Almagro sacando a más de 200 kilómetros por hora y el 'manacorí' explotando su habilidad con las zonas y exprimiendo el 73% de primeros con los que concluyó el duelo. Sólo el mallorquín cedió una opción de break, pero un gran saque abierto y una sorprendente subida a la red apagaron las alarmas. El duelo desembocó en un nuevo tie break, que el manacorí puso cuesta abajo con un 4-0 y sentenció con 7-3 (7-6 en 53 minutos).
En el tercer set Nadal, que había recibido un warning y supo gestionar la presión de darse prisa para servir, fue acorralando a Almagro, que veía cerca el final, aunque trató de motivarse celebrando casi todos sus puntos. «No hay nada que hacer», dijo Almagro a su banquillo, pero no bajó los brazos y el tetracampeón de la Copa de los Mosqueteros tuvo que trabajarse cada tanto y madurar el choque. Habilitó tres opciones de break en el noveno juego y lo consiguió a la primera (5-4). El mallorquín precisó dos puntos de partido para cerrar el encuentro y acabó culminando un nuevo ejercicio de consistencia (7-6, 7-6 y 6-4).