Imagen de la plantilla del Palma Futsal con el entrenador Antonio Vadillo en el centro durante la sesión oficial de la UEFA antes del inicio de la Final Four que se disputa en el Velòdrom Illes Balears. | UEFA

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Es el día señalado. El momento más deseado y quizás menos esperado de la historia. Jamás imaginó el añorado Miquel Jaume Jimmy que aquella criatura que creó junto a cuatro amigos con el nombre de Associació Esportiva Manacor hace un cuarto de siglo estaría esta noche peleando por coronarse como el nuevo rey de Europa en un escenario a rebosar -no quedan entradas a la venta- ante un coloso como el Sporting Clube de Portugal, bicampeón de esta competición y que vivirá su sexta presencia en las siete últimas ediciones después de arrollar al Anderlecht en la primera semifinal.

Toda la familia del Mallorca Palma Futsal ha reiterado que es el partido de sus vidas. Que quizás no tengan otra oportunidad igual para alzar el título más preciado del Planeta Fútbol Sala e inaugurar sus vitrinas a lo grande. Porque así es este club, que siempre se ha quedado a las puertas de la gloria, que todavía no ha podido alzar un título y que este domingo puede llegar a la cima de su historia como campeón de la Champions. Como el mejor equipo del continente (20.00 horas, Velòdrom Illes Balears, IB3TV/GolT).

El día después de la histórica victoria ante el Benfica en la semifinal del pasado viernes, un encuentro que ya forma parte de los anales de la entidad balear, todavía se respiraba en el ambiente la gesta de un equipo que se ha plantado en la final de la Champions en su primera experiencia internacional. Aquel Mallorca Palma Futsal que acudió a la Main Round de Bruselas a finales del pasado mes de octubre como un novato y a disfrutar de la experiencia, regresó de Bélgica con el billete para la siguiente fase en la mano. Confirmó su poderío en la Ronda Elite que organizó en la Isla a finales de noviembre -se clasificó para la Final Four antes de disputar el último partido- y anteayer dio la talla en el partido más importante de su historia ante un Benfica que se presentaba como uno de los firmes aspirantes a la corona europea.

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El Palma no falló. Arropado por cerca de 5.000 aficionados, el grupo de Antonio Vadillo alzó la voz desde el pitido inicial. No estaba ahí de casualidad. Más enchufados que nunca y con un Luan Muller excelso, el conjunto balear comenzó a ir ganando confianza a base de goles -se puso 3-0- y ni siquiera la reacción final de su rival alteró el destino. El dramático final, con una acción a cinco décimas para la conclusión con 4-3 que alteró las pulsaciones de toda la hinchada -Arthur marcó fuera del tiempo reglamentario- sirvió para encender todavía más las calderas del Velòdrom, que estalló de júbilo cuando el árbitro decretó el final. El Mallorca Palma Futsal se clasificaba para disputar una final de la Champions. Increíble, pero cierto. La reacción de los seguidores fue inmediata y en apenas cinco minutos agotaron las 600 entradas que todavía quedaban para la gran lucha por el título continental.

Jugadores, técnicos y directivos no pararon de recibir peticiones -la demanda hubiera llenado prácticamente las 20.000 localidades del estadio de Son Moix- durante un día que Antonio Vadillo y los suyos dedicaron a entrenar y estudiar los defectos y las virtudes del Sporting CP. Una de las claves del partido será la recuperación de los jugadores tras el despliegue físico y la exigencia de la semifinal del equipo mallorquín. Tayebi terminó el partido con molestias pero por suerte está mejor de lo que se preveía y se espera que pueda jugar. Nadie quiere perderse una final de Champions League. Jesús Gordillo, que ya causó baja ante el Benfica, será la única ausencia para vivir una noche histórica.

Se vivirá un ambiente extraordinario con una afición volcada en conseguir un sueño. La semifinal fue trepidante, épica, agónica y a buen seguro se repetirán las sensaciones en un partido que nadie se quiere perder.

Pero más allá de nombres y estrellas, el Mallorca Palma Futsal es un bloque. Un grupo. Una familia. José Tirado ha seguido la filosofía Jimmy en la que prima el interés del colectivo. Prácticamente cada temporada el proyecto se ha ido reseteando por la pérdida de piezas que se han sustituido por otras. El Benfica, sin ir más lejos, desvalijó el vestuario al pagar las cláusula de Diego Nunes e Higor. El viernes se quedó en el camino... Es la línea marcada y no hay otra. Esa es la doctrina que ha sentado las bases de un club con un presupuesto de poco más de un millón de euros y que esta noche luchará por ser el mejor equipo de Europa... Quieren que la Champions sea el primer trofeo de sus vitrinas. Un hecho insólito y extraordinario. Porque así es el Mallorca Palma Futsal, una entidad que no ha perdido la esencia de su creador y que ya se ha ganado el corazón de toda la afición mallorquina. Ahora quiere poner la guinda para coronarse como el nuevo Rey de Europa.