Tomeu Quetglas, en las gradas del pabellón de Son Moix, donde el club ha crecido de forma exponencial. | Pere Bota

TW
0

Tomeu Quetglas nació el 5 de agosto de 1953 y vivía en la calle d’en Bosch, número 6, de Manacor. Casi un mes después, el 3 de septiembre, venía a este mundo Miquel Jaume, y sus padres residían en la Plaça Weyler, esquina con la calle d’en Bosch. «Posiblemente Miquel fue el primer niño que vi en mi vida», explica Tomeu Quetglas,    que mantuvo una amistad con Miquel Jaume truncada sólo por la repentina muerte del empresario. Quetglas es el presidente del Mallorca Palma Futsal, pero no le interesan los focos. «Miquel siempre ha sido el que ha dado la cara y a mí me ha gustado estar en un segundo plano».

Tomeu Quetglas lleva trabajando 45 años en los juzgados de Manacor como procurador y el deporte ha sido su principal distracción. «De pequeño jugaba a todo, pero no había equipos federados ni nada. Junto con Miquel (Jaume) y otros como Pedro Quetglas, fundamos el Olímpic, que empezó con un equipo de infantiles y llegamos a tener hasta juveniles». Por la insistencia del Ajuntament de Manacor, en 1998, hace casi 25 años, Miquel Jaume aceptó montar un equipo de fútbol sala al que llamó Associació Esportiva Manacor, germen del actual Palma Futsal.

Trayectoria

«Cada año subimos de categoría y llegamos a Segunda.Jugamos el playoff de ascenso con un equipo en el que estaban AntonioVadillo (actual técnico de Mallorca Palma Futsal) yJosé Tirado (director general).No lo logramos ese año y no lo conseguimos hasta varias temporadas más adelante e incluso estuvimos a punto de bajar». Quetglas recuerda esos años con gran cariño, siempre siendo el apoyo de Jaume. «Nunca he puesto dinero, porque Miquel no me lo pidió nunca, además de que él era un empresario de éxito con más recursos que yo».

En la actualidad, la cabeza visible del club es José Tirado, con quien Quetglas guarda una gran relación. «Es un hombre que se desvive por el Mallorca Palma Futsal. Me lo consulta todo y nunca da un paso por su cuenta ni realiza ninguna acción que pueda suponer un riesgo», explica Quetglas, quien añade cómo ha visto él la relación de Miquel Jaume con Tirado. «Son dos personas que se conocieron en un camino y lo convirtieron en una autopista, y yo me muevo por ella».

Cambio

A pesar de que tanto Miquel Jaume como él son manacorins, no les supuso un problema trasladar el club a Palma. «En Manacor no podíamos seguir por cómo estaba el pabellón. Probamos en Inca y fue un desastre. Lo cierto es que en Palma nos recibieron con los brazos abiertos y fue un acierto venir a Son Moix. Nosotros intentamos devolver este buen trato con numerosas acciones sociales, algo de lo que son muy conscientes los jugadores cuando fichan». Quetglas recuerda con nostalgia cómo era los tiempos cuando él jugaba a fútbol.

«Nadie tenía un balón.Se lo teníamos que pedir al conserje que nos lo dejaba si antes llenábamos unas carretillas de piedras que había en el campo. Y luego el balón era casi tan duro como una de esas piedras», rememora. El presidente del Mallorca Palma Futsal se pierde en los recuerdos de cuando en Manacor sólo había un campo para 20 equipos. «Teníamos que dividir el terreno en cuatro cuartos para poder entrenar. Hoy todo parece más fácil. Por lo menos cada niño puede tener un balón».

El apunte

Un equipo ‘escaparate’

Miquel Jaume, como experto hombre de negocios, tenía la máxima de comprar barato y vender caro. De ahí que el Palma Futsal destaque desde sus orígenes por su buena vista a la hora de fichar. «Si luego pagan la cláusula, no se puede hacer nada. Somos un equipo escaparate. Vadillo y Tirado también se tuvieron que ir en su día porque les ofrecían mucho más», recuerda Quetglas, quien está seguro que, allá donde esté, el ‘alma mater’ del club estará bastante satisfecho por cómo ha crecido el club, que este mes debutará en la Liga de Campeones.