CICLISMO

Bradley Wiggins, de la ruina a una nueva vida pasando por Mallorca

El excampeón mundial y olímpico y ganador del Tour de Francia se deja ver por la Isla, parte inseparable de su vida y donde perdió su residencia tras ser declarado en quiebra

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Mallorca forma parte indisoluble de la vida de uno de los ciclistas más talentosos y a la vez polémicos de las últimas décadas. Y a esa Isla que tanto ama y en la que guarda todavía sólidas amistades ha regresado el británico Bradley Wiggins, que a sus 44 años intenta remontar e iniciar una nueva vida, dejando atrás el último de los episodios en los que se ha visto envuelto el que fuera multicampeón mundial y olímpico, además de primer británico en ganar el Tour de Francia, en 2012.

Wiggins fue declarado en quiebra por un tribunal meses atrás, siéndole embargadas propiedades como una granja en la zona norte de Lancashire -por valor de 975.000 libras-, además de perder 17 millones de libras y otras propiedades como su casa de Mallorca, donde pasaba varias épocas del año en el Port de Pollença, que se convirtió en su particular refugio.

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Allí coincidió con otros corredores envueltos por la polémica como Lance Armstrong o Jan Ullrich, además de compatriotas suyos como Mark Cavendish. Estos días, Wiggins ha vuelto a dejarse ver por Mallorca. De manera discreta, reinicia su vida personal y profesional y lo hace explotando su imagen como reclamo para diferentes firmas vinculadas al ciclismo y la nutrición deportiva, además de apostar por un proyecto de formación de jóvenes ciclistas.

Bradley aseguró sentirse «avergonzado» por la situación a la que había llegado, perdiendo su casa familiar -se separó, además, en 2020- y la de Mallorca, una de las joyas de su patrimonio y que había convertido también en reclamo para otros compañeros, además de parada de los aficionados, que en un conocido restaurante del Port de Pollença pueden observar parte de su legado como ciclista.