El balear Enric Mas lanza un ataque contra el esloveno Tadej Pogacar.

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El bache del pasado Tour marcó un punto de inflexión en la trayectoria del mejor vueltómano español de momento, de un artanenc que, a sus 27 años, abandera la ilusionante cosecha de ciclistas que invitan a soñar con un 2023 que puede ser el año del ya indiscutible jefe de filas del Movistar Team. Más, tras el adiós de Alejandro Valverde, que en el quinto y último Monumento de la temporada le cedió definitivamente el testigo.

El Giro de Lombardía, la clásica de las hojas caídas, significó la despedida del murciano, el ciclista que enganchó a un país entero en aquel Mundial de Innsbruck 2018 y abrió nuevas fronteras. Pero también la confirmación de que estamos ante un nuevo Enric Mas. La ratificación de que lo que pudimos ver en La Vuelta, su cambio de ‘chip’, su trabajo en los descensos y la nueva manera de enfocar las carreras -junto a unas piernas excepcionales en el tramo final de esta temporada- han dado sus frutos.

La victoria en el Giro dell’Emilia y su poderío en Lombardía ante todo un Tadej Pogacar, descolgando a Vingegaard, Adam Yates o incluso a un Mikel Landa bregador para acabar segundo, abren un horizonte tan ilusionante como exigente. Enric tiene físico y calidad. La confianza que ha ganado desde el pasado agosto puede completar la fórmula para pensar que se puede soñar en grande.