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Quedar segundo (otra vez) en la Vuelta Ciclista a España no puede considerarse un fracaso. Ni un fiasco. Pero la sensación que dejó  este sábado Enric Mas está más cerca de la decepción que de la gloria. Cuanto todo el mundo esperaba un arreón final del ciclista mallorquín, con la segunda plaza asegurada y todo por ganar, que hiciera temblar a Remco Evenepoel, el artanenc se limitó a lanzar un tímido ataque de apenas segundos que Remco frustró con la mirada y se sentó de nuevo en la bicicleta.

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Enric Mas, que había acumulado crédito durante las tres semanas anteriores, se subirá este domingo al podio de Cibeles transmitiendo la sensación de conformista. Porque el de Artà ha perdido una oportunidad única para ganar una Grande. Tendrá más oportunidades, pero esta Vuelta se le había puesto de cara. El abandono de Primoz Roglic y las dudas del nivel físico de Remco invitaban al optimismo.

Las puertas de la gloria parecían abiertas de par en par. Dependía de él. De un ataque. Del todo o nada. Pero la etapa de este sábado, que estaba marcada en rojo en la agenda de todo el ciclismo español, resultó un fiasco. Evenepoel se limitó a seguir la rueda de Mas para anotarse su primera gran ronda ante la desesperación de la hinchada. Porque las expectativas se habían desbordado. Quizás ese sea el problema...