La deportista mallorquina Úrsula Pueyo muestra las dos medallas de oro logradas en el nacional de piragüismo de Trasona. | miquel a. canellas

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La capacidad de superación de Úrsula Pueyo Marimón (Esporles, 1983) no tiene límites. Después de demostrar sus cualidades en la nieve y ser una referencia del esquí adaptado español, la deportista mallorquina ha encontrado en el piragüismo una nueva fuente de motivación. «Tenía una piragua para pasar gusto, como una afición de verano... Pero nunca me veía compitiendo», confiesa la esporlerina, que sorprendió a todos con su presencia, pero especialmente por sus excelente resultados en su debut oficial.

Llevaba tiempo cocinándolo, entrenando a las órdenes del técnico Ismael Uali –preparador del primer paralímpico del piragüismo balear, Adrián Castaño– y con el apoyo del Real Club Náutico de Palma, al que representó en el Campeonato de España de esprint celebrado hace unos días en la pista de Trasona (Asturias).

«Ismael me seguía por el esquí, y un día le dijo a mi prima que tenía que probar la piragua», relata Pueyo, quien deja claro que no ha dejado el esquí. «Siempre me consideraré esquiadora. Esa adrenalina no me la ha dado otro deporte... Todavía», advierte Úrsula, que volviendo al hilo que la condujo al piragüismo, recuerda que «me encontré con él en el acto de homenaje a los deportistas que fueron a Tokio y, poco a poco, empecé a entrenar en el Real Club Náutico de Palma».

Sus clases son las KL2 y VL3, pero en Trasona presentó oficialmente sus credenciales en las finales de PV3 200 y 500 metros, en las que se impuso con autoridad, mostrando un alto nivel competitivo que le llevó a colgarse sendos oros.

Esfuerzo

Reconoce la ahora también piragüista que «luché esas dos medallas. Cuando estoy en competición, mi cabeza está centrada y me olvidé de que el día anterior había trabajado doce horas... Me salió el gen deportista», dice con una amplia sonrisa, mientras no para de recibir felicitaciones de amigos, conocidos y vecinos de Esporles, donde la deportista da nombre a una calle.

«Fui a la clasificación, en junio, en Zaragoza, y allí me sentí bien. Y decían que tenía condiciones. Pues tenía que probar», continúa Pueyo, que fue al nacional «a vivir la experiencia» y como antesala para optar a una prueba internacional. «Me hace ilusión ir a un Europeo, una Copa del Mundo o Mundial. Pero al 100%, a disputarlo», advierte, a la par que, preguntada sobre los Juegos Paralímpicos, no se cierra ninguna puerta. «¿París 2024? Si tengo que ir, será al máximo....», refiere Úrsula, que ha encontrado el apoyo de Adema, Labolife, el Ajuntament d’Esporles, Feliu Bellapart o el Real Club Náutico de Palma para seguir adelante con este reto. «No me asusta nada, quiero disfrutar y lo demás ya vendrá». Toda una declaración de intenciones.