Diez años después de disputar aquella final olímpica de Eton Dorney, Sete Benavides ha visto saldada la cuenta pendiente con los Juegos. Tras un largo proceso que pasó por la descalificación por dopaje del piragüista lituano Jevgenij Shuklin, el palista del Real Club Náutico del Port de Pollença luce en su cuello la única presea que faltaba en su extenso palmarés internacional: el bronce de Londres 2012. Unos Juegos en los que rozó el podio en su debut, siendo cuarto en C1 200 metros. Pero, el paso del tiempo y la aplicación de la normativa antidopaje, le han devuelto a Benavides el premio que tanto buscó y que, cuatro años después, volvió a acariciar en Río 2016.
La historia de la medalla olímpica que llegó diez años después
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