El Enterrador en una de sus apariciones en WrestleMania más recordadas. Una embriagadora aura de misterio ha rodeado siempre sus actuaciones. | YouTube

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Mark Calaway, conocido mundialmente como The Undertaker (El Enterrador) por sus largos años como icono de la WWE, hace un tiempo que está fuera del mercado y su ausencia ha dejado un hueco insondable. Tras tirar algún tiempo de los desvaríos de Bray Wyatt y su demoníaco The Fiend para estimular los miedos más viscerales de la audiencia, y acabar despidiéndolo en uno de sus principales momentos de popularidad, la compañía de Vince McMahon cree haber dado ahora con el sucesor ideal para The Phenom.

La superestrella que puede acercarse al nivel de uno de los luchadores más destacados de las últimas décadas, aunque todavía le queda mucho para ganarse el corazón de los aficionados, debutó hace un tiempo en la compañía de wrestling más grande del mundo. En la actualidad está aprendiendo a marchas forzadas, siendo curtido por todo un Hall of famer como Edge, quien lo ha acogido como fiel seguidor en su nuevo papel de magnate de la oscuridad al frente de Judgment day (Día del juicio final), al que por si fuera poco acaba de unírseles la australiana Rhea Ripley, la componente más brutal de la división femenina.

En uno de sus más recientes combates en Monday Night Raw ya mostró algunos golpes similares a los que conformaban el repertorio de The Undertaker. Por si fuera poco Damian Priest, cuyo nombre real es Luis Martínez, tiene una envergadura muy similar a la de Calaway. Roza los dos metros de altura mientras que el mítico Enterrador mide 208 centímetros.

Como consecuencia lógica de su poderío físico uno de sus finishers favoritos es el chokeslam, mediante el cual agarra del cuello a su oponente, lo levanta a peso de esa presa y lo estrella de espaldas contra la lona. Los nostálgicos recordarán con claridad como The Undertaker y su inseparable Kane acostumbraban a ejercer martirio sobre el cuerpo de sus oponentes con esta misma maniobra, bien en su tag team de Brothers of Destruction o bien en sus respectivos periplos individuales.

Se trata de un movimiento técnico que requiere de una gran fuerza bruta, pero de eso le sobra al portoriqueño al que también le caracterizan su relativa agilidad y rapidez. Además, al final de los choques se le escapa un parecido razonable más con The Undertaker.

Sus fans recordarán cómo el Hombre Muerto anunciaba que el final del combate estaba a punto de precipitarse: con el pulgar derecho simulaba rajarse el cuello con un signo universal que muchas y distintas culturas reconocen inequívocamente, y que ejecutado por el mítico Enterrador con los ojos en blanco helaba la sangre. Pues bien, en sus últimos combates Damien Priest ha 'rajado' el cuerpo de su oponente antes de realizar el movimiento definitivo. ¿Casualidad o serendipia? Poco o nada es casual en esta industria.

Mark Calaway, el mítico Undertaker, recibió hace poco más de un mes un auténtico baño de masas y el cariño tanto del roaster que durante décadas ha machacado como al público que lo ha acompañado en su camino, y también en su proclamación como miembro de pleno derecho del Salón de la Fama de WWE; un instante recordado en el que el mito viviente de la lucha libre no pudo reprimir las lágrimas.

En los círculos informados del Deporte de Entretenimiento se comenta desde hace algún tiempo que los creativos de WWE descartaron una senda argumental para crear a un supuesto hijo del Enterrador que continuara con la 'saga familiar'. Mientras tanto juegan con el subconsciente de los aficionados envolviendo al bigardo afincado en Nueva York de un manto de oscuridad y tinieblas, que a algunos resulta tremendamente familiar.