Imagen del Palau d'Esports de Son Moix durante un partido del Palma Futsal. | Lluc Martorell Morey

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El avance de Ómicron, la elevada incidencia de la COVID y la batería de medidas aplicadas  para intentar frenar la voracidad de la pandemia en un momento clave han sacudido de nuevo al deporte español y balear, que en este último caso verá cómo los aforos en las diferentes instalaciones, al aire libre y cubiertas, que dan cobijo a las competiciones de ámbito autonómico y nacional, tanto amateurs como profesionales, se verán de nuevo restringidos tras el acuerdo alcanzado por el Consejo Interterritorial de Salud, reunido en la jornada de este miércoles, y que estableció un tope del 75% de aforo en las competiciones profesionales que se disputen al aire libre (Primera y Segunda División de fútbol), además de un máximo del 50% de su capacidad en los pabellones cubiertos (Liga ACB). Pero en el caso de Balears, una excepción que figura en el BOIB hace que este acuerdo del Consejo Interterritorial tenga total vigencia en el archipiélago.

La normativa deja patente que «en el caso de las competiciones de ámbito autonómico, estatal o internacional, las condiciones de capacidades quedan sujetas a lo que acuerde el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud». Ese punto, lleva a modificar las cifras vigentes hasta la tarde de este miércoles y que pasarán del 100% y el 80% al aire libre e ‘indoor’ al 75 y 50. La nueva actuación, que entrará en vigor el 1 de enero y se alargará hasta el día 31 de ese mes, cuando volverá a revisarse, afectará a todo el espectro deportivo, pero especialmente mediático será el impacto sobre el partido de Primera División que disputará el próximo domingo el Real Mallorca ante el Barcelona en el estadio de Son Moix, a las 21 horas.

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El club ya trabaja con la base del 75% del aforo y asegura el asiento a sus abonados, aunque estudiará la fórmula para articular una solición para las entradas ya vendidas. En el ámbito definido como profesional por el CSD, Real Mallorca y UD Ibiza son los únicos clubes implicados a raíz de la medida aprobada por el Consejo Interterritorial. Pero la consiguiente aplicación de esa decisión a escala balear causará impacto en el devenir de las competiciones de ámbito nacional de otros deportes, como el baloncesto, fútbol sala, voleibol, balonmano, hockey en línea o waterpolo. Equipos como Palma Futsal, Palmer Palma, Feníe Energía, ConectaBalear Manacor, Avarca Menorca, Ushuaïa Ibiza Voley, Mallorca Waterpolo, Sant Antoni, Hestia Menorca o MiTourA Marratxí deberán amoldarse a esta nueva realidad, que no desconocida, pues la pasada temporada tuvieron que aplicar una normativa incluso más restrictiva en sus respectivas instalaciones. Pero también en las de fútbol y aquellas especialidades que comprenden el calendario autonómico, que verán de nuevo acotada la presencia de público.

Entrada garantizada

En el caso del Mallorca-Barça que abrirá por todo lo alto el 2022 deportivo en la Comunitat (domingo 2 de enero, Son Moix, 21.00 horas), los abonados del club bermellón tienen garantizado su acceso al estadio de Son Moix para presenciar el partido, uno de los más esperados de la temporada, que servirá para cerrar la primera vuelta del campeonato en Primera. Aunque el club trabaja todavía en los cálculos sobre el porcentaje del estadio que podrá ser abierto al público para saber cómo procederá con respecto a las entradas ya vendidas, los socios, en torno a 15.500, encajan en ese porcentaje establecido por el Ministerio de Sanidad y podrán ver en acción a su equipo frente al Barcelona, algo que no sucede desde noviembre de 2012.

Pasaporte

La aplicación de restricciones de aforo en las competiciones que se disputen en Balears se une a otra serie de medidas que han generado enorme debate, como la obligatoriedad del pasaporte COVID para poder entrenar y competir a partir de los 12 años y para poder acceder como espectador a los pabellones y recintos cubiertos, validada por el TSJIB después de ser propuesta por el Govern. Las nuevas medidas de aforo llevan consigo el uso de la mascarilla y la prohibición de comer y fumar en esas instalaciones.