El triatleta mallorquín Mario Mola posa para este diario en Calvià. | Teresa Ayuga

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Es uno de los exponentes del deporte español y, como tal, se muestra sensible ante la compleja situación que atraviesa la sociedad a raíz de la COVID-19. El panorama actual ha llevado a Mario Mola Díaz (Palma, 1990) a pasar el invierno en casa y preparar en su base de Calvià una temporada en la que Juegos Olímpicos y Series Mundiales centran sus expectativas. Con un margen de prudencia tras la experiencia de un 2020 en el que sus planes, como los de todos sus compañeros, se vinieron abajo. Acumulando kilómetros y con una dosis de optimismo y esperanza, el triatleta desgrana sus metas.

Para todos está siendo un invierno relativamente atípico. Pese a poder entrenar, todo sigue siendo muy raro en el día a día...
Evidentemente. No vives ajeno a lo que pasa a tu alrededor. Y cuando la situación no es normal, se te pega un poco todo esto. Es cierto que llevamos meses así, pese al espacio de relativa normalidad en verano, pero la incertidumbre, las posibilidades de entrenamiento, pensando en piscinas, o el calendario nos afecta. Pero es algo en lo que intentamos no pensar continuamente, pues no está bajo nuestro control ni es positivo. Pero inevitablemente, está ahí.

¿Qué le aportó ese regreso puntual a sus orígenes, al atletismo, en la recta final de 2020?
A fin de cuentas, el atletismo es parte de mi preparación y de mi trabajo. En verano la cosa ya pintaba mal y así acabó siendo. Entonces, fueron cayendo las pruebas y el atletismo y la pista era de lo poco que se celebraba. En un año en el que casi todo el foco estaba sobre los Juegos, cuando éstos desaparecen del horizonte, es más difícil que otros años para encontrar objetivos. En la pista encontré la motivación para seguir en forma y preparándome, recordando aquellos años en los que empecé. No descuidé en ningún momento la natación y la bicicleta, pero puse la atención de la competición en el atletismo, porque en ese momento era lo único activo. Cuando cayeron el Europeo y las Series Mundiales, era lo más viable a corto plazo.

Sin Juegos ni Series Mundiales ni Europeo, con el título decidiéndose en una sola prueba... Mejor olvidar el pasado año, ¿no?
Para mí, cuando has centrado el objetivo en los Juegos y no se celebran, reseteas. Buscamos en el Europeo un objetivo, porque parecía que iba a salir adelante. Pero dos semanas antes, se cancela... Llega un momento en el que dejas de tener optimismo o la aspiración de llegar bien a una prueba. Era inviable sostener el estado de forma durante semanas... Siendo honesto, nunca hubiera dicho que competiríamos en Hamburgo, y mucho menos que el Mundial se iba a decidir allí y en una única manga. Pero vas, lo intentas hacer lo mejor posible. Y si te sale un día fantástico, pues muy bien. Sino, qué más vas a pedir. Tienes salud, que es lo importante, y a pensar en el futuro.

¿Mantienen el ritmo e intensidad de una pretemporada normal pese a la incertidumbre?
Es necesario tener sobre la mesa un calendario. Después, sabemos que puede llevarse a cabo, más o menos. Pero ya hay unas fechas, que es la diferencia respecto a 2020, cuando no lo había e ibas entrenando sin saber qué preparabas. En este año, en lugar de en marzo, empezamos en mayo y te da flexibilidad. Si este invierno las cosas se complican y no podemos seguir con el plan habitual, no hay que agobiarse. Pero con el objetivo de los Juegos Olímpicos. Yo cuento con ellos, pero todo sigue estando en el aire. ¿Si se decide que no hay Juegos? Pues la vida seguirá para todos, pero tú necesitarás reestructurar tu vida totalmente, pues llevas años preparando un objetivo y una carrera. Tenemos claro que, igual que hace doce meses, cuando hay que estar bien es a finales de julio. Mientras eso no cambie, será el objetivo. Si no los hay, nos readaptaremos pensando en las metas que haya en el horizonte.

A menos de seis meses para Tokio 2020, ¿contempla el escenario de su cancelación?
Hasta ahora, con la experiencia de 2020, tengo la esperanza de que sigan adelante. De una manera u otra. Sin público o con menos, con unas condiciones muy diferentes en la Villa... Pero que se disputen y que, al menos, se entreguen las medallas y que, más contentos o menos, hayamos podido competir. Pero si empeora la cosa y es imposible, ¿qué vas a hacer? Nos sabrá mal, porque un ciclo de ocho años es mucho tiempo, y a lo mejor es una forma de alargar y en 2024 estás mejor que en 2020 o 2021. No es agradable, pero ahora vivimos una situación en la que hay gente que lo pasa muy mal. Pero nuestra voluntad es que sigan adelante. Para un deporte como el nuestro, tienen un impacto espectacular.

¿Cuál es la rutina de preparación, pese a las limitaciones?
Comenzar las Series Mundiales en mayo te permite hacer unos primeros meses más progresivos. El mayor cambio es estar en estas fechas en Mallorca. Entrenamos en Calvià y, más allá de eso, no pensando en qué habrá o no habrá, vamos acumulando trabajo semana a semana. Ya hemos aprendido de la experiencia del año pasado.

Acostumbrado a pasar meses fuera de Mallorca y España, ¿se le hace raro tanto tiempo aquí?
Hemos pasado de estar dos terceras partes del año fuera a estar encerrados durante el confinamiento. Pero miramos la parte positiva. Tras mucho tiempo, pudimos pasar el verano en Mallorca. Siempre me cogía fuera compitiendo. ¿Que soy consciente de que era mejor lo otro? Evidentemente. Al final, no queda otra que quedarte con lo positivo de esta situación.

Más allá de las Series Mundiales y los Juegos Olímpicos, ¿tiene algo más en mente programado?
Este año es pronto para buscar calendarios alternativos, cuando tengo la esperanza de que el programado siga adelante. Desde diciembre a mayo son muchos meses sin competir, pero en febrero o marzo lo único que hay son carreras a pie. Pero prefiero no agobiarme. Y si aparece la ocasión, no descarto hacer algo. Pero hasta marzo, que es cuando competíamos de inicio, no tenemos nada programado.

¿Qué ha aprendido de toda esta experiencia tan dolorosa que ha supuesto la crisis de la COVID-19?
Al final, creo que, como cuando tú mismo o alguien próximo sufre una enfermedad, esto te enseña a relativizar las cosas. A quitarle importancia a cosas que realmente no la tienen y a valorar cuando uno está bien y puede realizar su trabajo. La gente con la que hablas, echa en falta la normalidad. Y eso que antes íbamos locos por huir de ella... Ahora, muchos pedimos regresar a esa rutina, a esa monotonía que nos parece tan lejana a día de hoy. A la normalidad, en definitiva. Se está haciendo un poco largo.

¿Y a nivel personal, tras vivir un confinamiento y tener que reinventarse y adaptarse a circunstancias adversas, qué le han aportado estos meses tan intensos?
A todos nos ha marcado, y de una manera u otra, nos va a hacer mejorar. Pero es un proceso que tenemos muy reciente. Aún así, seguimos adelante. Hemos visto que, pese a que nos paren dos o tres meses, con paciencia y trabajo vuelves a remontar. Y eso debe servir a todos los que, todavía, se encuentran en una situación en la que parece que no remontar. Y hemos sacado fuerzas de donde parece que no las hay para intentar volver a esa preciada normalidad. Saldremos adelante, seguro. Y más fuertes.

Deportes al aire libre como el ciclismo, atletismo o triatlón han demostrado ser seguros...
Pienso que el deporte es parte de la solución y no del problema. Respetando la normativa y siendo precavidos, ha vuelto a su cauce. Se ha demostrado que el deporte es necesario. Desde el amateur hasta el de los profesionales. Porque, al final, sin poder competir ni entrenar, pues en casos como el nuestro no podemos trabajar. Desde el final del verano, ha habido eventos que han funcionado, con la complicidad de todos. Y eso nos acerca un poco más a esa normalidad que queremos. En la vida y en el deporte.

¿Qué le pide Mario Mola al año que acabamos de iniciar? ¿Qué le gustaría poder contar el próximo mes de diciembre?
Lo primero, tener salud. Sin discusión alguna. Ahora mismo es lo primero, lo prioritario, y debemos cuidarnos todos, seguir las indicaciones sanitarias. En una situación así, a mí siempre me ha resultado priorizar qué hacer yo teniendo en cuenta cómo estaba la situación o el entorno. Lo vivimos en 2020. Quienes más han empatizado con esta situación son los que más sufren o más les ha afectado. A día de hoy, únicamente pido que la gente pueda volver a sus vidas. ¿De qué sirve que tú estés rindiendo y compitiendo felizmente cuando el resto lo está pasando mal? Entonces, lo que hacemos pierde gran parte del sentido. Ahora, lo primero es que, a nivel global, todo se estabilice.