Los regatistas baleares Joan Cardona y Paula Barceló, en las instalaciones del CEAR de vela de Santander. | GN

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Los deportistas españoles hacen malabarismos para intentar entrenar y mantener la forma física en tiempos en confinamiento. Sin poder salir a la calle y con los centros de trabajo cerrados por el estado de alarma decretado por el Gobierno ante la expansión del COVID-19, toca echar mano de lo que se haya podido rescatar, de lo que tengan en casa o de la imaginación para optimizar los recursos.

La excepción es el grueso del equipo olímpico español de vela, que ha optado por pasar el confinamiento en las instalaciones del Centro Específico de Alto Rendimiento Príncipe Felipe de Santander, cuartel general de esta modalidad en nuestro país, y refugio durante estas semanas de los deportistas que, bien ya han logrado plaza olímpica para Tokio, o están en esa labor.

Es el caso de dos regatistas isleños que pasan el encierro forzado en el CEAR de la capital cántabra junto al resto de sus compañeros. Paula Barceló y Joan Cardona son dos de los navegantes que pasan como pueden el confinamiento rodeados de colegas de profesión, embarcaciones y la extraña rutina del alto rendimiento en tiempos de crisis sanitaria. A ellos cabe unir a la regatista catalana del Club Nàutic Arenal, Silvia Mas, elegida para formar el 470 Femenino en los Juegos de Tokio.

La misma que les cogió a todos en Mallorca, preparando un Trofeo SAR Princesa Sofía que no llegará a disputarse en 2020. Pese a tener la opción de poder regresar a casa, una docena de ellos optaron por poner rumbo a Santander, donde disponen de medios para poder entrenar el apartado físico y táctico, además de pulir técnicas en tierra y realizar el mantenimiento de sus embarcaciones, bajo la supervisión del director de preparación olímpica, Santi López-Vázquez.

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Paula Barceló y su compañera, Támara Echegoyen, sacan partido de estos días realizando trabajo técnico y táctico y preparando su 49erFX campeón del mundo para el reto de Tokio 2021. El alargamiento del ciclo olímpico tras el aplazamiento de los Juegos, además, les llevará a buscar una nueva orientación en los despachos a la hora de encontrar financiación y apoyo económico para dotar de músculo a uno de los proyectos de referencia de la vela olímpica española.

Por su parte, el regatista menorquín Joan Cardona, perteneciente al Real Club Náutico de Palma, ha visto frenada en seca su carrera olímpica en la clase Finn. Canceladas las competiciones, entre ellas la Copa del Mundo de Génova, que repartía las últimas plazas para Tokio, el referente dentro de su clase a nivel nacional también se ha visto obligado a reorientar su libro de ruta, aunque con las puertas abiertas para lograr uno de los últimos billetes para Tokio. Eso sí, por ahora tendrá que hacerlo en seco y junto a sus compañeros de equipo en Santander.

La rutina es muy mecánica en las largas jornadas en el CEAR. El trabajo en gimnasio se realiza en grupos reducidos, que suelen ser de cuatro personas, aprovechando el material existente en la sala. Diferentes reuniones tácticas y charlas completan la agenda antes del almuerzo, antesala de las horas de trabajo en tierra, bien con los barcos o también en el gimnasio.

Las noches se cierran con la cena, charlas técnicas y la organización de la planificación de los largos días de confinamiento, que han estrechado los vínculos entre los regatistas del equipo español. Y en los que Paula Barceló y Joan Cardona viven una nueva experiencia que les servirá para recordar el largo y duro camino que les llevará hasta Tokio 2021.