Los representantes de los Voltors, Real Mallorca, Palma Futsal, B the travel brand y Urbia Palma, en un acto conjunto. | Jaume Morey

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La pandemia del coronavirus ha puesto en jaque a todo el deporte. El confinamiento al que obliga el COVID-19 y la paralización de todas las actividades no esenciales condiciona los entrenamientos y la competición y ya ejerce una seria amenaza sobre el capítulo económico de las entidades que compiten en las principales ligas nacionales.

La incertidumbre impregna el día a día de todos los ciudadanos y la situación también se vuelve muy delicada para entidades como el Palma Futsal, el B the travel brand Mallorca Palma o el Urbia Palma por citar algunos de los principales exponentes del panorama deportivo mallorquín. No sólo temen por la delicada situación de sus cuentas en el presente ejercicio que no saben si se llevará a término, sino que les preocupa el apocalíptico horizonte que se dibuja de cara a la próxima temporada y con multitud de patrocinadores pendientes de salvar sus empresas.

En estas fechas aguardan el ingreso del patrocinio institucional que les permita cuadrar sus presupuestos y responder en buena medida a los compromisos adquiridos con los propios jugadores y los cuerpos técnicos. No dependen únicamente de la aportación del Govern, ya que cada uno tiene el respaldo de patrocinadores privados, pero cuentan con ella en su partida de ingresos y la situación del estado de alarma no contribuye precisamente a aliviar las dudas.

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El compromiso con el Ejecutivo autonómico está firmado y los clubes confían en recibir la aportación institucional a lo largo de los próximos días. No obstante, la continuidad de las competiciones también puede alterar la cantidad que deben percibir los equipos, lo que también supone un contratiempo para poder cerrar una de las campañas más complicadas de las que le ha tocado vivir al deporte de élite en el siglo XXI.

La principal preocupación de las entidades a día de hoy es la duda de lo que sucederá con la línea de patrocinio que se puso en marcha la temporada pasada que se asignaba en función de la repercusión en los medios de comunicación. No se ha abierto el plazo para formalizar la solicitud y los clubes temen por su aplazamiento o por su anulación. El pasado curso se habilitó una nueva línea de ayuda de 300.000 euros que se repartía entre las principales entidades teniendo en cuenta sus apariciones en los medios y la difusión de la marca de Balears, pero hasta la fecha no hay información sobre su puesta en marcha este año.

La incertidumbre no sólo preocupa en lo que se refiere a esta temporada sino que se extiende más allá, ya que la crisis económica afectará a los patrocinadores y por consiguiente a las posibilidades de los clubes de hacer frente a la planificación. Ya se complica tener certezas sobre las aportaciones pendientes y lo hará más a la hora de tocar puertas en el futuro.

En muchos casos viene a la cabeza el recuerdo de la crisis económica de la primera década del siglo. Muchos clubes no resistieron el envite y otros tuvieron que hacer malabarismos para subsistir sin desaparecer definitivamente del mapa. El escenario actual se hace incluso más complicado y desde los clubes urgen a los gestores deportivos de la comunidad para tener cierta seguridad. No en vano el presupuesto de Esports sufrió grandes recortes por la crisis y ahora se intuyen de nuevo medidas perjudiciales para los equipos.