David Quiñonero muestra sus manos vendadas.

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El exboxeador y entrenador David Quiñonero podría haber derribado el Castell de Bellver con los puños. Era un gran pegador y su trayectoria lo avala: ganó 26 de sus 28 combates por K.O. Al principio, las manos, sus «herramientas» de trabajo, se resentían bastante hasta que aprendió a vendarse en condiciones. «Estudié la morfología de la mano y los principales sitios en los que me hacía daño», cuenta.

Quiñonero trasladará sus conocimientos en un curso de vendaje, dirigido a practicantes de deportes de contacto, el próximo 15 de febrero, de 10.30 a 13.30 horas, en el gimnasio Motorcity Boxing Club de Palma. Enseñará «el método»: el vendaje amateur, el de entrenamiento profesional y el de competición profesional. El precio del curso son 25 euros.

Hace seis años que empezó a viajar por España para impartir cursos de vendaje en distintas ciudades: Barcelona, Sevilla, Málaga, Madrid o Albacete. Kerman Lejarraga, que ha sido campeón de Europa en dos ocasiones, se puso a su disposición antes de un combate en el Frontón de Bizkaia en junio de 2016.

Sensaciones

«Lo vendé en la habitación del hotel delante de su entrenador, Txutxi del Valle. Su mano había estado muy mal y tras vendarlo me dijo que nunca la había sentido así». Estaba blindada. El vendaje, según Quiñonero, tiene la finalidad de que la principal herramienta de los golpeadores no se dañe. «El método consiste en conocer dónde se pueden crear las lesiones y saber evitarlas».

El entrenador cree que la gente «por desgracia, no tiene ni idea de vendarse. Se enrollan la venda en la mano, pero prácticamente sin ningún tipo de sentido ni coherencia». Un mal vendaje lo detecta enseguida por la falta de protección en los nudillos o la muñeca o la excesiva tensión en la venda.

«Ahora se ha puesto muy de moda la almohadilla y las tres tiras interdigitales y parece que llevas la mano súper bien vendada, pero eso no es así», comenta Quiñonero. «Tú puedes hacer una casa de pladur, sin estructura interior, y desde fuera parece maravillosa hasta que caen cuatro gotas o hace un poco de viento y se cae. Lo mismo pasa con la protección de la mano».

Lesiones

Algunos alumnos practican boxeo sin vendarse o con las manos mal protegidas. «Soy un enfermo del vendaje. A veces me entra taquicardia cuando veo la mano desnuda o muy mal vendada». El vendaje de entrenamiento es muy importante, según el entrenador. «Un boxeador, con suerte, pelea ocho o nueve veces al año. Sin embargo, entrena 200 o 250 veces y la probabilidad de dañarse es mucho mayor cuando entrenas que cuando compites», concluye el exboxeador que enseña el método para llevar las manos blindadas. Como puños de acero.