Sete Benavides sostiene una canoa antes de un entrenamiento en el Lago Esperanza, en Alcúdia. | M. À. Cañellas

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Desde hace meses, Sete Benavides espera la confección de la nueva clasificación de la final olímpica de C1 200 metros del programa de piragüismo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La descalificación del lituano Jevgenij Shuklin, medalla de plata en aquella regata de Eton Dorney, avanzada por Ultima Hora el pasado 4 de junio y oficializada días después por parte de la Federación Internacional de Piragüismo (ICF), colocaba al palista del Real Club Náutico del Port de Pollença (RCNPP) en un podio olímpico virtual como tercer clasificado y, en consecuencia, con una medalla de bronce que aguarda, a la espera de que el Comité Olímpico Internacional (COI) haga oficial la reasignación de metales en aquella final.

Pero ese bronce podría llegar a convertirse en plata. Es una opción compleja, pero sobre la mesa está la profunda investigación por dopaje a la que está sometido el deporte ruso, que en los próximos días afronta una posible sanción por parte de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). «Los datos facilitados desde Moscú son incompletos y sin autenticidad completa», indicaba el Comité de Revisión que ha realizado el estudio. La entrega de los datos correctos era una condición impuesta por la AMA para levantar sanciones anteriores contra la RUSADA (agencia rusa antidopaje), situada en el centro de un escándalo de dopaje institucional entre 2011 y 2015.

Ivan Shtyl

En el foco está el deporte ruso, y en este caso particular el piragüismo, con un protagonista dentro de esa polémica final olímpica de C1 200 metros. Con el ucraniano Yuriy Cheban como medalla de oro en Londres 2012, una vez descalificado Shuklin (plata hasta confirmarse su positivo por clorodehidrometiltestosterona), el ruso Ivan Shtyl (42.853) pasaban a ser segundo clasificado y medalla de plata, y el mallorquín Sete Benavides, cuarto (43.038) en un primer momento, escalaba hasta el tercer peldaño del cajón y se colgaba un bronce que todavía precisa de confirmación definitiva para serle entregado.

La atención y las investigaciones contra el dopaje han encontrado en Rusia un vivero de casos positivos tras reanalizarse las muestras de anteriores Juegos Olímpicos (Pekín 2008, Londres 2012 o Sochi 2014) y otras competiciones internacionales.

Las posibilidades de que Sete Benavides alcance la segunda plaza se centran en la figura de Ivan Sthyl, cuyas muestras de la final de Londres 2012, al igual que las del balear, se han tenido que reanalizar para proceder a la futura reasignación de metales. A la espera de esos resultados y de las informaciones que la AMA disponga sobre Rusia, y en concreto el piragüismo, faltaría saber qué actuaciones se llevarán a cabo y si las sanciones se aplicarían de manera retroactiva y sobre qué modalidades y deportistas.

Sospechas

Mientras espera noticias y una confirmación por parte de las instituciones competentes, Sete Benavides, de 28 años, prepara el curso 2020 y contempla desde la distancia cómo su palmarés podría crecer de manera exponencial. Sin contar ese posible salto a la plata y con el bronce de Londres 2012 como única certeza a corto o medio plazo, la descalificación de Shuklin podría reportar al mallorquín, además de la tercera plaza olímpica, otras medallas de bronce, como la del Mundial de 2014 o la del Europeo de 2013.

Ni la Federación Internacional de Piragüismo (ICF) ni otras entidades competentes sobre el asunto se pronuncian al respecto, pero el halo de sospecha que envuelve a Rusia y a numerosos de sus deportistas han sacudido también al piragüismo con anterioridad, llegando a excluir a algunos piragüistas clasificados para los pasados Juegos Olímpicos de Río 2016.

Tanto el propio Sete Benavides como su entorno prefieren no ilusionarse ante esta compleja opción y se centran la más próxima, que no es otra que la de poder concretar oficialmente la asignación de la medalla de bronce de Londres 2012, toda vez que la ICF ya hizo público el pasado mes de junio el positivo del lituano Jevgenij Shuklin en aquella final olímpica de C1 200 metros.

¿Una plata olímpica para Sete? Si avanzan varios frentes abiertos, podría coger forma.