Aida Caterina Bauzá posa en las instalaciones del Real Club Náutico de Portopetro. | F.Fernández

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A la estela de todo un campeón mundial y olímpico como Marcus Cooper Walz, el Real Club Náutico de Portopetro ha alumbrado otro joven portento para el piragüismo nacional y balear. Con 19 años, Aida Caterina Bauzá (Santanyí, 1999) ha presentado sus credenciales en un Mundial absoluto demostrando que, junto a Laia Pelachs, forma un K2 500 competitivo. El mismo que se alzó con el subcampeonato mundial Sub 23 semanas atrás en Pitesti (Rumanía).

En Szeged, las opciones olímpicas pasaban por alcanzar la final o esperar que el K4 500 sacara billete para Tokio 2020. Una meta que queda «lejos» para la mallorquina, estudiante de Medicina (primer curso) y que se ejercita en Madrid a las órdenes de Luis Brasero, de quien destaca «su metodología, rigor y forma de entender el piragüismo». Su primer Mundial sénior dejó el tercer puesto en la Final B de K2 500 metros y «muy buenas sensaciones», más cuando apenas tuvieron tiempo para preparar la embarcación.

Tokio no es un imposible, pero el camino será complicado. Quedan selectivos internos y la Copa del Mundo de Duisburgo en 2020, «aunque las plazas van a estar muy caras, porque hay países como Alemania o Portugal que no han clasificado...», añade Bauzá, que despide un 2019 intenso, «con muchísimas competiciones». Desde selectivos absolutos y Sub 23 a Juegos Europeos, dos Mundiales… Desde abril compitiendo, pero todo es experiencia que me servirá para el futuro», destaca la palista del Real Club Náutico de Portopetro, que tiene claro que debe focalizar sus ambiciones y energías en el próximo ciclo olímpico. «En 2020, el objetivo será estar en el K2 absoluto. Será difícil, pues entrarán las chicas del K4 500 de este año, pero lo intentaremos», comenta ilusionada.

«Tokio está muy cerca y mi objetivo debe ser París 2024 y el K4 500 metros. Por mi perfil físico y explosividad creo que encajo bien», explica Aida, que no se cansa de recibir felicitaciones por su plata en el Mundial Sub 23. «Es una embarcación por la que hay que apostar fuerte», prosigue y me haría ilusión poder preparar esos cuatro años unos Juegos», continúa la piragüista mallorquina estilete de este deporte en categoría femenina en el presente y un valor de futuro muy presente en los planes del equipo nacional por sus especiales cualidades físicas.

En este largo camino hasta un Mundial absoluto y un subcampeonato Sub 23, agradece Aida el apoyo «de la familia especialmente, pero también del club (RCN Portopetro). El ambiente y las ganas que hay de trabajar se reflejan en los resultados y en tener a dos piragüistas como yo y Marcus (Cooper Walz) en el equipo nacional», destaca Bauzá, cuyo margen de mejora y crecimiento es infinito y sus ilusiones olímpicas se focalizan en 2024, aunque mirando de reojo a lo que pueda pasar de aquí a Tokio.