Miguel Indurain López de Goicoechea posa en la tienda y cafetería que Rapha tiene en el centro de Palma y que es su lugar de trabajo desde que llegó a Mallorca hace poco más de un año. | Teresa Ayuga

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Le resulta imposible pasar inadvertido, aunque él lo lleva con la naturalidad que siempre definió a su padre, un espejo para Miguel Indurain López de Goicoechea (Pamplona, 1995). Un chico normal, como cualquier otro. Apasionado del ciclismo, un deporte que va ligado a su linaje, eligió Mallorca para iniciar hace poco más de un año una nueva etapa personal y profesional una vez acabados sus estudios de Administración y Dirección de Empresas.

Compañero de quinta de Enric Mas, con quien ha coincidido en más de una ocasión, probó en el Caja Rural Sub 23 -junto a Xavi Cañellas- tras su etapa en el Club Ciclista Villavés, pero optó por priorizar su formación académica, sin dejar de lado nunca esa afición que tanto le ha dado a él y a su familia.

«Buscaba algo que me llenara y me cogieron en Rapha, donde hace unos meses trabajo. Empecé en la tienda, después en el café, y ahora también echo una mano en cuestiones de márketing y contabilidad», comenta el primogénito del pentacampeón del Tour de Francia, doble ganador del Giro y campeón olímpico de contrarreloj.

La influencia de sus padres, pero especialmente la del gran Miguel Indurain, la tiene muy en cuenta el gran protagonista del calendario estival de ruta en Mallorca. El pasado domingo, ganó el Memorial Francesc Alomar en Sineu, y antes lo hizo en Llubí y en Inca, en la decana.

«Tengo a amigos que compiten, como Álex o Raúl, y me animé a ir con ellos. Más por diversión y pasar una tarde del fin de semana, cuando tengo libre», comenta Miguel Indurain júnior, que exhibe la humildad y modestia heredada de su padre. «A veces he tenido un poco de suerte. Hay nivel en las carreras y me llevan con el gancho, pero al final me ha ido bien», afirma.

Naturalidad

El apellido Indurain lo pasea con enorme orgullo Miguel hijo, que no le da muchas vueltas a la popularidad que le pueda generar. «Alguno me pide una foto, o al principio se sorprenden cuando dicen mi nombre. Llama la atención, pero yo lo llevo con naturalidad, es algo a lo que no le doy mucha importante», comenta al respecto. Agradece siempre que, en lo que al ciclismo se refiere, su padre «siempre me ha dado vía libre para hacer lo que más le gusta, me ha motivado con el ciclismo, es un apoyo moral que siempre tendré. Y gracias a él descubrí la bici, que es lo que me gusta y, además, es un deporte que te ayuda a mantenerte en forma, sano, a hacer amigos. Y tengo la suerte de trabajar en Rapha, en un oficio relacionado con la bicicleta. Es un lujo...», prosigue Miguel hijo.

Consejos

Muchos consejos le ha dado su padre a lo largo de su vida, pero en materia ciclista, uno tiene Miguel Indurain hijo muy presente. «’Comer, beber y a rueda’, me decía. Y con el paso del tiempo, le doy más valor», confiesa. También le ha dejado claro en todo momento «que haga lo que realmente me guste y disfrute. Y si es algo relacionado con el ciclismo, pues supongo que estará más contento», añade.

En Mallorca se encuentra «a gusto» Miguel, quien destaca «el buen ambiente en las carreras y el nivel». Y no puede dejar de referirse al que fuera su rival en el pelotón, un Enric Mas de quien dice que «tiene condiciones, clase y un gran futuro por delante». Palabra de Indurain.