El piragüista mallorquín Sete Benavides (RCN Port de Pollença), durante un entrenamiento en el Lago Esperanza de Alcúdia.

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Sete Benavides ya mira hacia sus terceros Juegos Olímpicos. El palista internacional del Real Club Náutico del Port de Pollença, doble diploma en Londres y Río, maneja una doble vía con la que volver a pelear por la medalla que acarició en sus dos participaciones. La eliminación del programa del C1 200 metros le ha llevado a sufrir una metamorfosis a nivel físico, de preparación y de objetivos. Tras un 2017 de transición y pruebas, llega la hora de la verdad y los meses que se avecinan van a ser claves para conocer sus opciones.

De la velocidad y el vértigo de los 200 metros, al fondo y la constancia del kilómetro, Benavides y su entrenador, Kiko Martín, afrontan el año que arranca con la meta de ganarse la plaza del equipo español en las dos distancias de canoa que darán opción a tener pasaporte a Tokio 2020. El C1 1.000 metros y el C2, también sobre esa distancia, y en compañía del joven palista de su club y compañero de entrenamientos de Benavides, Toni Segura, se plantean como las dos vías de acceso de Sete a los Juegos.

«Tiene un buen trabajo aeróbico para el mil, puede mejorar físicamente todo lo que quiera, pero debe cambiar la mentalidad ante ese salto», explica Martín, quien deja claro que puede compaginar el 1.000 con el 200. «También se precisa de explosividad, pero también resistencia, y esas dos cosas las tiene Sete», añade, dejando ver «la fortuna que supone tener a un palista como Toni (Segura) en la Isla. Por sus condiciones, calidad y margen de mejora»

Planes

El Lago Esperanza sigue siendo el centro de operaciones de Benavides, Martín y compañía. Concentraciones en Sevilla y los diferentes selectivos que conduzcan a los nacionales, la Copa del Mundo de Szeged (Hungría) y las grandes citas del año, Europeo (Belgrado) y Mundial (Montemor O Velho, Portugal), forman el tramo prioritario en la agenda del multimedallista internacional, quien es consciente de que maneja «un cambio drástico», aunque lo que le motiva son «las ganas de superarme. En 2018 trabajaremos a un nivel más fuerte y tener a Toni es un lujo, una ayuda, para mí y también para él», prosigue Sete, cuyo compañero también entrena el kilómetro individual.
El objetivo este año «es el Mundial. Sí o sí.

El Europeo también está ahí, pero hay que tener las ideas claras y el Mundial es el gran escaparate. Solo nos puede ir mejor que el año pasado, tenemos mucho margen de mejora, pero hay que confirmarlo en el agua». Su ciclo olímpico, tras la salida del C1 200, «pasa por el mil», pero va a compatibilizar esa distancia con el 200 y el 500, buscando también plaza mundialista y para los europeos en esas pruebas, aunque no estén en el programa de los Juegos «pues siempre hay posibilidades de conseguir medallas, y son una forma más de ayudarme a preparar las metas prioritarias», explica Benavides, quien resta importancia a no tener plaza en las dos grandes citas del año en curso en las distancias olímpicas que prepara. «No pasa nada, nos quedan el 200 y el 500. Pero queremos ir al 1.000 y demostrar que podemos pelear», añade Sete, quien avisa a sus rivales: «Los que nos quieran ganar, tendrán que sudar».