Son Moix registró el mejor aspecto del curso con 14.923 espectadores. | R.D

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El futuro del Mallorca en Segunda División está en manos... del Nàstic. El empate del grupo balear en casa ante el Numancia y la remontada del conjunto de Tarragona ante el Girona han empujado al equipo isleño al precipicio de la categoría. Los de Sergi Barjuan podrían bajar a Segunda B el próximo domingo en Anduva ante el Mirandés -el choque arranca a las 20.00 horas- si no logra la victoria y el Nàstic da la campanada en Tenerife... Pero también podría llegar a la última jornada -recibe en Son Moix al Getafe- dependiendo de sí mismo. Para ello tendría que ganar al Mirandés, que UCAM y Alcorcón empataran y que el Nàstic perdiera en el Heliodoro Rodríguez López.

Al margen de carambolas y de posibles cuádruples, quintuples o séxtuples empates a 49 puntos -lo máximo a lo que puede aspirar el Mallorca- el equipo isleño se juega un mano a mano prácticamente con un Nàstic que ayer pasó de ocupar momentáneamente la penúltima posición a divisar los dos últimos capítulos del curso con la ventaja de depender de sí mismo para acreditar su permanencia en la categoría de plata. Cabe recordar que el golaverage entre Mallorca y Nàstic está igualado aunque en el general el conjunto catalán tiene un -6 por el -8 de los mallorquinistas. Después del mazazo que supuso el empate de ayer, el mallorquinismo se aferra a un milagro doble: ganar todo y que los rivales fallen.