Miguel Bover, proclamado como ganador de la vigésima etapa del Tour de 1956. | Redacción Digital

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Todavía caliente la victoria de Chris Froome, un clásico del invierno mallorquín, la memoria del Tour de Francia nos hace remontar seis décadas atrás para encontrar un momento, hasta hoy, irrepetible. Era jueves, 26 de julio de 1956, y se disputaba la vigésima etapa de la Grande Boucle. Una larguísima contrarreloj individual entre las localidades de Saint Etienne y Lyon de 73 kilómetros. Era la antepenúltima etapa y en ella, Miguel Bover Pons (Palma, 14 de febrero de 1928-25 de enero de 1966) lograba un hito que ningún otro ciclista balear ha conseguido repetir o reeditar.

Ese jueves 26 de julio de 1956, este martes hace justo sesenta años, Bover ganaba la contrarreloj, por apenas un segundo, e inscribía su nombre en el selecto club de corredores que podían decir que han vencido en una etapa del Tour de Francia. Nadie más, hasta ahora, lo ha logrado pese a la larga lista de ciclistas isleños que han tenido la oportunidad de competir en la ronda gala. Toni Tauler pisó el podio de los Campos Elíseos como ganador por equipos con el extinto Kelme, y algunos otros en tiempos recientes como Toni Colom probaron fortuna en escapadas de montaña. Joan Horrach (Katusha), fue el último balear en tomar parte en un Tour que deja una singular efeméride para este martes. Sesenta años después, el recuerdo de la victoria de Miguel Bover sigue presente.

El mallorquín fue, además, el primer español en ganar una contrarreloj en el Tour, en una edición en la que Bover fue gregario de Bahamontes y solo el mallorquín y su amigo Miguel Poblet lograron victorias españolas.

Ese Tour de Francia se lo llevó el francés Roger Walkowiak.