El piragüista mallorquín Sete Benavides, en pleno esfuerzo durante un entrenamiento en el Lago Esperanza de Alcúdia. | Jaume Morey

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Desde hace casi cuatro años tiene una cuenta pendiente y llega la hora de la reválida. Sete Benavides (Pollença, 9 de marzo de 1991) se quedó a centésimas de la medalla en los Juegos Olímpicos de Londres -fue cuarto-, y desde el 11 de agosto de 2012 no tiene otro objetivo en mente que subir al podio y saldar esa deuda el próximo verano. El recorrido que conduce hacia Río 2016 ha sido largo para el piragüista del Real Club Náutico del Port de Pollença y su entrenador, Kiko Martín.

Por el camino, medallas, decepciones y muchas horas de entrenamentos y sacrificios en la soledad el Lago Esperanza, donde ha encontrado en el joven Toni Segura a un buen compañero en el agua.

Ahora llega la hora de la verdad. La cuenta atrás hacia los Juegos se ha lanzado definitivamente y toca convertir en oficiales los tiempos de los tests. La primera gran cita para Sete llega este jueves, con el primer selectivo nacional de C1 200 metros que debe decidir quién representará a España en el Preolímpico Europeo de Duisburgo (Alemania).

En rojo están marcados los días 18 y 19 de mayo. En tres series se repartirán las dos últimas plazas que quedan vacantes en la distancia en la que Benavides fue cuarto en Londres 2012. Pero antes, tocará superar ese selectivo y ganarse la plaza, a la que también opta Toni Segura, con quien aspira a formar un sólido C2 200.

En mayo llega la hora de la verdad, y aunque por el camino hay citas de peso, caso del Europeo, si se logra la clasificación olímpica, se descartarán para centrar todos los esfuerzos en los Juegos. El motor que ha movido al palista del Real Club Náutico del Port de Pollença durante estos interminables cuatro años. Con 25 años y muchas tablas, Sete está ante su momento. Río espera. Y las medallas también.