Javier Fernández durante su intervención en el europeo. | DAVID W CERNY

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Javier Fernández voló en Bratislava hacia su cuarto campeonato de Europa de patinaje artístico consecutivo tras completar un programa libre brillante, sin apenas rivales que opusieran resistencia al madrileño, que logró una medalla de oro histórica.

El patinador español consiguió una marca que nadie lograba desde 1973, cuando el checo Ondrej Nepela encadenó su cuarto título seguido. Un año después, en 1974, consiguió el quinto, un hito sólo superado por los ocho seguidos que sumó el austríaco Karl Schäfer entre 1929 y 1936.

Javier Fernández consiguió inscribir su nombre junto a otros grandes patinadores que anteriormente participaron en un torneo con 125 ediciones a sus espaldas que se disputó por primera vez en 1891. Y es que, aparte de Nepela y Schäfer, los austríacos Willy Böckl y Emmerich Danzer, como este jueves Fernández, encadenaron cuatro oros.

Estar en una nómina de cinco nombres después de más de un siglo de campeonatos no es algo sencillo. Es el fruto de un trabajo duro, silencioso y ajeno a los medios de comunicación hasta que la gloria y los éxitos comienzan a ser sonoros. Hace ya tiempo que cada vez que hay un gran torneo, Javier Fernández está en el foco, pero no siempre fue así.

Ahora, ganador de todo lo importante excepto de unos Juegos Olímpicos, sueña con repetir dentro de un par de meses el título mundial que ganó en Shangai el año pasado. Será en Estados Unidos, en Boston, donde se verá las caras con su gran rival por el cetro planetario, el japonés Yuzuru Hamyu, con quien mantiene una rivalidad a la altura de un George Foreman-Mouhammad Alí o de un Bjorn Borg-John McEnroe.

Mientras llega esa gran cita, Javier Fernández se encargó de aplastar a sus rivales europeos. Nadie en Bratislava le hizo sombra. Después del programa corto el día anterior en el que patinó «La Malagueña» con una puntuación récord en un campeonato de Europa (102'54), todo parecía destinado a un título sin objeciones.

Para colgarse el oro eligió un tema de Frank Sinatra, «Guys and Dolls», al que sacó otros 200'23 puntos (en el libre, su mejor marca este año llegó a los 201'43) para alcanzar un total de 302'77, récord de un europeo, y, sin oposición, la medalla de oro.

No fue su mejor actuación pero simplemente porque no fue perfecta. Como siempre, Javier Fernández estuvo brillante, como Felipe Montoya, decimoséptimo, pero tuvo pequeños fallos que le costaron algún punto. En un triple loop dejó medio pie fuera y cambió un triple toe por un triple axel con el que acabó en el suelo.

Además, tuvo un pequeño desequilibrio al principio, en un cuadruple toe. Sin embargo, solo fueron pequeños accidentes en el camino hacia una gloria que consiguió tras completar todos los componentes con una dificultad superior a nueve.

Fernández sacó 60 puntos al segundo y al tercero, el israelí Alexei Bychenko, que obtuvo 242'56, y el ruso Maxim Kovtun, 242'21. Es una diferencia aplastante y, Fernández, prácticamente completó un duro entrenamiento de cara al Mundial de Bostón.

«Esto es increíble. He estado muy nervioso. He hecho historia en mi país y quiero cinco títulos más. Ha sido divertido», dijo casi sin despeinarse Fernández antes de recoger su medalla. En dos meses, luchará con Yuzuru Hamyu por el cetro mundial.