Panorámica del Estadi Balear. | M. À. Cañellas

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El epílogo del Estadi Balear comienza a escribirse. El capítulo del cierre ha dado paso a la página de la demolición. Y es que el templo blanquiazul está ante sus últimos días de vida. La Procampo planea derribar el recinto deportivo a lo largo de los próximos meses para abrir una nueva etapa que los copropietarios quieren exponer en breve a los responsables del departamento de Urbanisme del Ajuntament de Palma para seguir dando pasos al frente.

La directiva de la Procampo capitaneada por Damià Estelrich ha trazado la hoja de ruta en sintonía con la propiedad de la SAD blanquiazul. La asociación de copropietarios ha mantenido diversas reuniones con el máximo accionista del Atlètic Balears, Ingo Volckmann, que está al corriente del plan trazado y ha mostrado su predisposición a estrechar su colaboración con el proyecto.

El plan inicial pasa por derribar la instalación y que la Procampo asuma el coste para que el futuro inversor se haga cargo posteriormente de los gastos. El Estadi Balear se asienta sobre una parcela de unos 21.400 metros cuadrados en la que se contempla una zona que ronda los 10.000 de uso comercial, lo que supone un atractivo para el futuro inversor a la hora de poder generar ingresos atípicos.

La fórmula que esboza la Procampo es el arrendamiento concediendo el derecho de acceso a los copropietarios. La explotación comercial por un período de 40 años es el principal aliciente para el grupo que invierta con el compromiso de construir un campo de fútbol que reuna los requisitos necesarios.

La demolición se presume como la única salida para el Estadi Balear tras la frustrada operación por recuperar el recinto a partir de su estructura. Si no procede al derribo la Procampo podría ser el propio gobierno municipal el que obligara a demolerlo con la declaración de ruina.

Tanto la Procampo como los gestores del Atlètic Balears tienen el interés común de que el equipo regrese a la que fue su casa. Las expectativas deportivas y un hipotético ascenso a Segunda División convierten un nuevo estadio en una necesidad para responder a las exigencias de la LFP.

La demolición supone el adiós a una instalación que se inauguró el 8 de mayo de 1960 y fue clausurada el 14 de mayo de 2013. Entre sus paredes se han vivido los episodios más apasionantes del club, que cuenta con 73 años de vida y durante más de medio siglo ha estado vinculado al Estadi Balear.