El australiano Michael Rogers se estrena en los Pirineos con una victoria. | CHRISTIAN HARTMANN

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El australiano Michael Rogers (Tinkoff), un veterano contrarrelojista con tres títulos mundiales, irrumpió con victoria en el estreno de los Pirineos, en una jornada en la que hubo batalla por el podio, con Alejandro Valverde reforzado en su segunda plaza y Vincenzo Nibali como sólido líder.

Después del triunfo del polaco Majka en los Alpes, Rogers llevó de nuevo la fiesta a la casa del Tinkoff de Alberto Contador, quien vio desde su casa de Lugano cómo la máquina australiana se imponía con un ataque a cuatro kilómetros de meta que le llevó en solitario hasta meta.

Y también hubo algo que celebrar en el Movistar y Francaise, ya que tanto Valverde como Pinot metieron 1.50 minutos a Romain Bardet, desalojado a la quinta plaza de la general, y 3.30 al estadounidense Van Garderen, un peligro menos para la crono del sábado.

Una jornada rentable para los guerrilleros del podio, y tranquila para el general Nibali, espectador de excepción, silencioso, de un desenlace espectacular de la jornada más larga del Tour con 237 kilómetros entre Carcasona y Bagneres de Luchon.

Nibali, inamovible, salvó el día. Ya tiene 50 lideratos entre las tres grandes, y una renta cómoda que le permite ver los toros desde la barrera, dejando hacer. Tiene a Valverde a 4.37 minutos y a Pinot a 5.06. Peraud se mete en el lío a 6.08, Bardet se aleja a 6.40 y Van Garderen, que se llevó la mayor bofetada, a 9.25.

El Port de Balés, un puerto de categoría especial a 21 kilómetros de meta, aquel que se hizo famoso en 2010 cuando Andy Schleck rompió la cadena de la bici y le atacó Contador, fue el escenario de los acontecimientos.

Por la etapa lucharon 5 de los 21 corredores de la escapada del día. Allí estaba Rogers, de 34 años, quien aguantó los ataques de la subida a cargo de Kiryienka (Sky) junto al colombiano Serpa (Lampre), Izaguirre (Movistar) y Voeckler (Europcar).

En la cima tenían 8 minutos, suficientes para jugarse la victoria entre ellos. Por detrás el ritmo del Movistar y de La Francaise ya había pasado factura a Bardet y Van Garderen. Una pelea por la victoria en Bagneres de Luchon y otra para desbrozar el podio.

En la primera tomó cartas en el asunto Rogers a 4 de meta. Arrancó e hizo su contrarreloj individual. El corredor «aussie», con tres títulos de la especialidad, ya no miró atrás. Se fue directo a por su primera etapa en el Tour.

El ciclista iniciado en la pista y formado en Europa como profesional de la carretera, ganó este año dos etapas en el Giro, una de ellas la más larga de la edición. Un diesel del ciclismo que a principios de temporada fue exonerado por la UCI por un caso de positivo por clembuterol.

En el asunto del podio movieron ficha los hombres de Valverde y de Pinot. El francés atacó en el ascenso, cerca de la cima, hizo la selección y descolgó unos metros al español. Después afrontó su martirio particular con el descenso. El nuevo maillot blanco al mejor joven odia las bajadas, sufre mucho, pero aguantó el tipo.

En la cima, Bardet perdía 2 minutos y Van Garderen 3. Con Nibali atento a la jugada, Peraud incrustado como nuevo aspirante y dos víctimas desangrándose en la persecución no hubo más lectura que bajar a tumba abierta los 21 kilómetros que restaban hasta meta.

No decepcionó la entrada del Tour en Pirineos. Puede ser la previa de una gran batalla. Nadie quiere ceder. Valverde cree haber dado «un gran paso para conservar el segundo escalón». Pero ese puesto también lo quiere Pinot, que anuncia «más ataques» para tratar de desplazar al murciano.

En la primera etapa pirenaica salió el sol, pero no el maillot arcoíris del campeón mundial Rui Costa, ya que el portugués no tomó la salida por una «neumonía» que le dejó el cuerpo como si le hubiera «pasado un camión por encima». El jefe de filas del Lampre ya puede pensar en revalidar su título en Ponferrada.

La jornada también recordó al italiano Fabio Casartelli, fallecido en el descenso del Aspet en 1995.

Sigue el Tour. La etapa reina de la 101 edición, la decimoséptima, espera con cuatro puertos, el último en la meta de Pla D'Adet, de categoría especial.