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Cercano, claro y directo en sus palabras e interconectado con un público que llenó el aforo del Teatre Catalina Valls, Javier Sotomayor desgranó su método de trabajo, el secreto de sus éxitos y los del deporte cubano en una cita con el Club Ultima Hora que permitió conocer en primera persona a una de las personalidades más relevantes en esta esfera a nivel internacional. El vigente plusmarquista mundial de salto de altura, campeón mundial y olímpico y Premio Príncipe de Asturias (1993) fue presentado por otro número uno, el capitán del equipo español de Copa Davis, Carlos Moyà, tras una introducción del evento realizada por el editor de Ultima Hora, Miquel Serra. Bajo el título ‘Cómo se hace un campeón’, el hombre que ha fijado una barrera hasta hoy infranqueable en el atletismo impartió una conferencia basada en sus vivencias.

Ante un auditorio pendiente de cada una de sus reflexiones, comenzó Sotomayor explicando «la importancia de la educación física en todos los niveles de la enseñanza, como un derecho más del pueblo», para detenerse en la pirámide deportiva de alto rendimiento, «desde el nivel escolar hasta los equipos nacionales, trabajando la cultura deportiva. Se pasan las fases de especialización, perfeccionamiento y alta matestría, llegando así a las selecciones», aunque lo que prima para el legendario saltador y para el método es «la longevidad deportiva».

El eterno plusmarquista de altura dejó ver qué factores justifican la posesión del talento deportivo, remarcando el peso del entorno, y a la vez repasó su dilatada carrera y los logros alcanzados a lo largo de la misma.

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En referencia a los 2,45 metros de 1993 en Salamanca, Sotomayor confesó que «cuando empecé, nunca imaginé que llegaría a ser récord del mundo, es más, tenía miedo a las alturas». Pero igualmente, recordó que «en 1984, cuando alcancé 2’33, con 16 años, decidí que sería el hombre que saltaría más alto en el mundo. Y lo logré, pero soy consciente de que algún día alguien me superará... espero que quede lejos el día todavía». En ese punto, ensalzó a Bondarenko, Barshim y Ujov como aspirantes a sucederle.

Trabajo

Para el ex atleta cubano, el secreto del éxito no es otro que «trabajar. Los grandes resultados se alcanzan en los entrenamientos», y aplicando «la disciplina, humildad, perseverancia, motivación, correcta alimentación y buena relación con el entrenador, y entre trabajo y descanso». Por ello, su visión del deporte le lleva a considerarlo «un elemento que ayuda a la paz, siempre ligado a la formación académica».

Sotomayor recordó que, pese a competir en inferioridad, «en Cuba, nuestro presupuesto humano es muy superior al monetario», admitiendo que admira a Usain Bolt, y en su juventud lo hizo con compatriotas como Juantorena, Casañas o Stevenson, inclinándose por el salto de altura a los 14 años. El apoyo incondicional de Fidel Castro y diversas cuestiones técnicas concluyeron un encuentro en el que se respiro aroma a leyenda y a buen atletismo.