Clara Gil, ayer, en una imagen captada en Marratxí. | Jaume Morey

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El relevo de Beth Salom en el equipo nacional absoluto de gimnasia rítmica parece estar servido. Con apenas 17 años recién cumplidos -el pasado domingo-, la mallorquina Clara Gil Genovart ha logrado hacer realidad el sueño de todas las jóvenes que practican este deporte y disfruta del premio a incontables horas de trabajo al compartir entrenamiento con el equipo absoluto español, campeonas del mundo en diez mazas y bronce en tres pelotas y dos cintas. La deportista de Marratxí cumplirá dos años en Madrid el próximo mes de febrero y compagina sus estudios de Bachillerato (quiere licenciarse en INEF) con jornadas de entre siete y ocho horas de entrenamiento a las órdenes de Anna Baranova y Sara Bayón.

Esta última es quien más de cerca sigue a una gimnasta que aprende los ejercicios y rutinas para poder cubrir alguna baja en la selección absoluta, con la que ha podido participar en algunas exhibiciones y ejerce de suplente.
Empezó de la mano de su mejor amiga en la gimnasia rítmica y ahora la ha convertido en una forma de vida. La Salle Pont d’Inca y Marratxí Costa i Llobera fueron las escalas previas al CAR de Madrid, donde espera «que algún día llegue mi oportunidad, aunque sé que hay mucha calidad en el equipo. Pero yo trabajo con toda la ilusión del mundo cada día para demostrar que puedo estar ahí», explica Clara Gil, que tiene claro que la constancia «es lo que te hará llegar lejos».

Metas

Con veinte años podría llegar su gran oportunidad en los Juegos de Río 2016, y pese a que la base del conjunto es sólida, Clara no pierde la esperanza. «Es el sueño de todo deportista. Yo me siento una privilegiada por poder estar entrenando con el equipo absoluto, con campeonas del mundo, y creo que en dos años podría estar en Río, aunque dependerá de muchas cosas y me queda mucho trabajo por delante», comenta la gimnasta, para quien los próximos Juegos son «una ilusión y un objetivo, pues Tokio 2020 queda muy lejos».

Por la gimnasia rítmica siente Gil «pasión», algo que hace más fácil llevar la exigencia del día a día en Madrid, donde tiene como referente a su compañera Lorento Achaerandio. La cinta es su aparato favorito y en el futuro aspira a «ser entrenadora y llevar un club. Ahora quiero llegar lo más lejos posible en mi deporte. Por mí no será», asegura Clara.