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La selección española es, pese a las sensibles ausencias de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y Serge Ibaka, un equipo con toda la barba que aspira a conseguir el título en el Europeo de Eslovenia, una medalla de oro que sería la tercera consecutiva en el campeonato continental.

Los folículos pilosos que adornan el rostro de los jugadores españoles, con la excepción del pívot Xavi Rey que parece el más aficionado a la cuchilla de afeitar, les hace parecer más aguerridos, fuertes, altos y decididos a conseguir una gesta que sólo las antiguas URSS y Yugoslavia consiguieron en sus momentos de máximo esplendor, ganar tres Eurobasket seguidos.

La gesta titánica a la que aspira el equipo nacional español se apuntala en Marc Gasol, el gran eje sobre el que se articula todo el juego y que despliegan los José Manuel Calderón, Ricky Rubio, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández, Sergio Llull y demás jugadores del seleccionador Juan Antonio Orenga.

Tanta y tan notable ausencia bajo los aros pareció, en principio, un obstáculo insalvable para intentar asaltar de nuevo el trono europeo del deporte de la canasta, pero el paso adelante que han dado todos los jugadores y los resultados de los partidos de preparación, sobre todo los dos jugados ante Francia, subcampeona europea en vigor, han hecho cambiar los ojos con los que se mira a la selección.

Fortaleza

España ha perdido fuerza bajo los aros, aunque Marc Gasol parece de lejos el mejor pívot del campeonato, pero ha ganado brillantez y opciones en el perímetro con la vuelta de Ricky Rubio, hasta completar el mejor y más completo juego exterior.

Víctor Claver, Pablo Aguilar, Germán Gabriel y Xavi Rey tienen la difícil misión de arropar a Marc Gasol, darle los momentos de descanso que necesite y ayudar en la defensa de los hombres altos de los rivales.

La vuelta de Alex Mumbrú, tras su retirada transitoria, permite al seleccionador abrir el abanico de posibilidades tácticas, al contar con un 'tres' puro.

No será un camino de vino y rosas para la selección española, al contrario, todos buscan derrotar a la bicampeona continental en un campeonato largo y lleno de trampas, en el que apenas se pueden subsanar los fallos.

España se ha ganado el derecho a soñar con un tercer título. La calidad y el trabajo de los jugadores así lo corroboran a lo largo de una puesta a punto que han cerrado de manera inmaculada.

Del 4 al 22 de septiembre, en Celje y Liubliana, se valorarán los méritos de los veinticuatro equipos nacionales participantes, pero la selección parte con una ventaja, que acude con un equipo con toda la barba.