Las ‘sirenas’ españolas Alba Cabello, Ona Carbonell, Sara Levy, Marga Crespí, Thais Henríquez, Meritxell Mas, Paula Klamburg y Clara Basiana posan con la medalla de plata lograda ayer en la prueba de rutina libre por equipos. El equipo español de natación sincronizada ha logrado un total de seis medallas y hoy tiene la oportunidad de lograr la séptima. | Reuters

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En solo, en libre, en la rutina técnica o en un ejercicio libre y también, como ayer, por equipos. Las rusas son inalcanzables, lo volvieron a demostrar ayer en otro ejercicio que rozó la perfección que les dio el oro por delante de España y de Ucrania. Las ‘sirenas’ españolas se apoderaron de un segundo puesto que supone la cuarta medalla para la mallorquina Marga Crespí, que ya puede presumir de un póquer de metales mundialistas tras lograr dos bronces en las pruebas de dúo y otras dos platas como integrante del combinado nacional.

Rusia sigue estando por encima del resto. El tópico de la falta de creatividad en sus ejercicios ha quedado atrás y ayer se mostró de nuevo intratable con un ejercicio magnífico, una recreación de un parque jurásico con una espectacular puesta en escena. Además su técnica es exquisita y están a mucha diferencia del resto, como refleja la puntuación obtenida ayer (97,400 puntos) y la diferencia respecto al segundo equipo, el español, que se quedó a 2,170 puntos y sumó su sexta medalla en estos campeonatos.

Perfección

Las rusas bordaron otro espectáculo en el agua del Sant Jordi. Interpretaron un número que conocen bien, agotado seguramente para el próximo ciclo olímpico, que llevan tiempo mostrando al mundo, pero que no deja de sorprender actuación a actuación por su perfección.

Sin China, que no ha participado en los ejercicios por equipos en Barcelona, las ‘sirenas’ españolas (Alba Cabello, Ona Carbonell, Sara Levy, Marga Crespí, Thais Henríquez, Meritxell Mas, Paula Klamburg y Clara Basiana) tienen la puerta abierta para la plata. Se clasificó para la final con 94,100 puntos y tenían en Ucrania al único equipo que les podía hacer sombra para llevarse la plata.

No fue así. España, a los acordes de ‘Samsara’, una pieza del músico de cámara del equipo, Salvador Niebla, estrenó una vistosa coreografía, afinó más en las acrobacias y mejoró su puntuación con respecto a la anterior actuación al lograr 94,230 puntos.

‘Samsara’ es un viaje espiritual, una representación sobre el ciclo de la vida, una metáfora, seguramente, de lo vivido por el equipo en los últimos meses con el traumático adiós de Anna Tarrés y su sustitución por Esther Jaumà.

Con Jaumà, el estilo es otro. Más pausado fuera de la piscina y que se traslada a sus nadadoras. La plata supone la sexta medalla del equipo español en este Campeonato del Mundo con lo que iguala el botín conquistado hace dos años en Shangai.

El podio lo completó el equipo de Ucrania. Una selección emergente, que ya ha sorprendido últimamente en algún certamen internacional y que destaca por la calidad de sus acrobacias. Las ucranianas interpretaron una vistosa danza india que les valió 93,640 puntos

La hegemonía de Rusia no parece tener fin. Desde que decidieron imponer su dictadura en esta disciplina, aprovechando la base de la gimnasia, la natación y las acrobacias -de lo que presume en abundancia y calidad el deporte ruso-, las soviéticas han dominado la sincronizada.

Empezó en el Mundial de Perth (1998). La delegación rusa ganó en las tres disciplinas. Fue con Olga Sedokova (solo), que hizo el dúo con Olga Brusnikina. Salvo la aparición en el solo de la francesa Virginie Dedieu, las rusas se han subido repetidamente a lo más alto del podio.

Por ejemplo, Natalia Ischenko lleva conquistadas 18 medallas en Mundiales (16 oros y 2 platas), Anastasia Davidova 14 (13 oros, 1 plata), y Anastasia Ermakova, 10 (8 oros, 2 platas). Ahora es el momento de las Svetlanas, aunque en el ejercicio por equipos, la Romashina no se prodiga.