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El alemán Jörg Jaksche y el italiano Ivan Basso, primeros ciclistas que declararon ayer como testigos en el juicio de la Operación Puerto, coincidieron en que acudieron al doctor Eufemiano Fuentes para mejorar su rendimiento y no para cuidar su salud.

Jaksche, que se reconoció tras el apodo «Bella 20» de los documentos de Fuentes -uno de los acusados-, admitió que las transfusiones sanguíneas a las que se sometió «trataban de eludir la normativa vigente» y que contactó con Fuentes por indicación de su director deportivo, Manolo Saiz -también acusado-. «Inmediatamente me dijo que podía ofrecerme anabolizantes que hacían en Rusia específicamente para él y se mostraba orgulloso de eso. Yo no quería más dopaje con EPO porque había controles al margen de las competiciones», afirmó. El excorredor de equipos como ONCE y Liberty admitió que llevaba ocho años dopándose cuando contactó con Fuentes; que aunque nadie le «obligó a ello», esas prácticas eran «parte del ciclismo» y que mantuvo unos diez o quince encuentros con Fuentes, que solía extraerle medio litro de sangre.

Hematocrito

También dijo que desde mediados de 2005, después de que a Isidro Nozal se le detectara una tasa de hematocrito alto, fue él y no su equipo el que pagó a Fuentes por sus servicios.

El alemán se ha referido al alcance de la trama de Fuentes diciendo que éste le mostró un mapa de ruta del Tour de Francia con círculos marcando los lugares donde se hacían las transfusiones y los códigos y los números de los ciclistas: «De la cantidad de círculos que había casi no se podía ver Francia», añadió.

Preguntado varias veces sobre si tuvo algún problema de salud a consecuencia de ello, Jaksche indicó que en alguna ocasión se mareó y sintió «como una arritmia», aunque no consultó con ningún médico.

«Las mismas personas que nos empujan a doparnos son las que luego apuntan el dedo hacia ti para quedar limpios, para quedar bien frente a todo el mundo. Tienen la gran ventaja de que no pueden ser sometidos a controles y dar positivo», afirmó.

«Brillo»

Tras casi cuatro horas de testimonio de Jaksche -en alemán acompañado de una traductora-, testificó por videoconferencia el italiano Ivan Basso, que se reconoció bajo el apodo de «Birillo» en los papeles de Fuentes y que ya fue sancionado dos años por el Comité Olímpico Italiano (CONI) por ello.

Según dijo, únicamente se le realizaron tres extracciones de sangre que luego no fue reinfundida. «La congelación permitía conservar la sangre muchos años y poder utilizarla mucho después, pero no hubo posibilidad de utilizarla», señaló tras reconocer su intención «reutilizarla antes del Tour de 2006». Basso reconoció que acordó abonar a Fuentes setenta mil euros por el tratamiento de 2006, aunque sólo le pagó un anticipo de quince mil en efectivo, ya que el médico fue detenido en mayo de ese año. Las largas declaraciones obligaron a posponer a hoy la declaración de Marcos Serrano.