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Por todos los rincones del hotel Iberostar Playa de Muro se respira ambiente de ciclismo. Pero más estos días, en los que el pelotón de la Iberostar Challenge Ciclista a Mallorca se concentra en un recinto de referencia dentro de la oferta cicloturista a escala balear e internacional. El establecimiento, de cuatro estrellas, ha adecuado sus amplias instalaciones para dar cobijo a este segmento turístico que mueve cada año a miles de visitantes llegados desde todos los rincones de Europa, aunque también ha llegado a otras latitudes el encanto de la Isla como paraíso del cicloturismo y hasta el mercado nacional y local se ha visto atraído por este tipo de oferta deportiva.

Rosa Simó y Maribel Fluxà, directora y gerente del particular cuartel general de la Challenge, destacan «la fuerte apuesta» realizada para dotar al hotel «de una oferta y unas instalaciones en las que nuestros clientes puedan sentirse a gusto, combinando la práctica deportiva con el disfrute de su tiempo libre».

Juntando su capacidad con la del vecino Iberostar Playa de Muro Village, la oferta total alcanza las 1.500 plazas, llegando a concentrarse hasta 800 cicloturistas al mismo tiempo (durante las Challenge son 650), en temporadas que comprenden el invierno, la primavera y el otoño, totalizándose unas 70 mil estancias.

La alianza con Max Hürzeler ha ampliado la fortaleza de este hotel, ha se amolda a este tipo de cliente cada vez más numeroso y fiel, incluso en verano. Los menús en el comedor tiene en cuenta sus necesidades, se han adecuado habitaciones y salas de masaje, se han dispuesto una boutique de ciclismo, taller y un amplio garaje. El spa y la piscina cubierta son otros argumentos que exhibe un hotel que, además de cicloturistas, recibe a numerosos triatletas, practicantes de nordic walking e incluso esquí.