Los jugadores de España celebran su victoria por 26-21 ante Eslovenia. | Efe

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La anfitriona España y la poderosa Dinamarca buscarán mañana suceder a Francia al frente de la corona del balonmano mundial, en una final de altura donde el sueño de la nórdicos de alzar su primer oro deberá hacer frente a la fuerza colectiva de los hispanos, aupados por el apoyo de su afición.

Descarrilada Francia en cuartos de final, algo que truncó el deseo de 'Les Experts' de conquistar tres títulos consecutivos y la gesta inédita de cinco en total, la final del Mundial de Balonmano enfrentará a dos de los otros favoritos desde el inicio.

Los 'Hispanos' llegan a la final tras tumbar a Eslovenia en semifinales (26-22), mientras que Dinamarca hizo lo mismo ante Croacia (30-24), aunque en su caso acude como la única invicta en todo el torneo.

Pero la condición de anfitriona espolea a una España que ha encontrado el equilibrio óptimo entre madurez y juventud. Solo Albert Rocas y Alberto Entrerríos restan del grupo que logró en 2005, en Túnez, el único cetro mundial de la historia de España.

«Se podría decir que entonces había una mezcla de jóvenes con veteranos muy parecida. Aunque quizás había más veteranos», rememora Alberto Entrerríos, algo en lo que coincide el mismo Albert Rocas. «Había más jugadores curtidos en mil batallas, pero la mejor conjunción es este equipo, con gente con experiencia y gente joven que sube con ganas y está en uno de los mejores momentos de su carrera».

El primer Mundial organizado por los españoles tendrá su culminación el domingo en el Palau Sant Jordi de Barcelona, el mítico pabellón construido para los Juegos Olímpicos de 1992. Precisamente, la espina de otros Juegos, en este caso los de Londres, es la que se pretenden quitar los chicos de Valero Rivera.

Tras caer en verano en cuartos de final ante Francia, España quiere auparse ahora a la cima de un Mundial. En 2011, saborearon las puertas de la final y tuvieron que conformarse con el bronce.

«Tenemos que centrarnos en lo que hemos hecho bien hasta ahora», opina el extremo Víctor Tomás. «Ser el equipo local, en este sentido, es un punto a favor. Pero Dinamarca es la campeona de Europa, hace muchas cosas bien y debemos vigilar su lanzamiento exterior, sus extremos y no hacer penaltis. Estará muy igualado».

Con el lateral zurdo del PSG Mikkel Hansen a la cabeza -mejor jugador del mundo en 2011-, los daneses no quieren que se les vuelva a escapar un oro que aún no luce en sus vitrinas, como ocurriera precisamente en 2011 ante la legendaria Francia.

Mañana, de nuevo, con el cañón de Hansen, la electricidad de sus letales extremos Hans Lindberg y Anders Eggert, y la fiabilidad de Niklas Landin bajo palos, Dinamarca pretende alcanzar por fin su sueño dorado que tanto se le hace de rogar.

«He deseado esta final ante España desde hace mucho tiempo. Queremos ese oro, pero será difícil, porque ellos están jugando muy bien», reconoce el pivote Jesper Noddesbo, que milita en las filas del Barcelona.

En la misma línea que su técnico, el jugador nórdico otorga a España la condición de «favoritos» por actuar en casa, aunque esa obligación de «ganar sí o sí les puede pasar factura».