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La española Maialen Chourraut acabó ayer en tercera posición la final de K-1 femenino de piragüismo en aguas bravas de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y logró la medalla de bronce, el segundo metal para la delegación española.

La guipuzcoana realizó su bajada en 106,87 segundos, 98 centésimas más que la francesa Emilie Fer, medalla de oro con una marca de 105,90 segundos, y se hace con el bronce en una prueba disputada en el Lee Valley White Water Centre, al norte de la capital británica.

Chourraut, que ya ganó aquí en la Copa del Mundo, presentó en la semifinal sus credenciales como una de las favoritas, y no falló en la final donde solo fue superada por Fer y por la australiana Jessica Fox.

La palista del Atlético San Sebastián, número dos del ránking mundial, realizó su descenso en novena posición y marcó un tiempo de 26,96 segundos en el primer sector y de 70,01 en el segundo, lo que le permitió terminar la prueba en tercera posición.

Emilie Fer paró el cronómetro en 105,90 segundos y logró así el sexto oro para la delegación francesa en Londres, mientras que Fox realizó su bajada en 106,51 segundos, apenas 61 centésimas más lenta que aquélla.

Chourraut acabó a escasas 36 centésimas de la medalla de plata en una final donde las tres primeras clasificadas fueron muy superiores al resto de participantes.

Con la medalla de la palista vasca, la delegación española en Londres suma su segundo metal después de la plata conseguida el miércoles por la nadadora Mieria Belmonte en los 200 metros mariposa. El bronce culmina a sus 29 años un sueño que nació en la donostiarra playa de la Concha, donde completó sus primeros cursillos cuando era una niña.

Una vez despertado el gusanillo del piragüismo, la guipuzcoana ingresó en el año 1995 en las filas del Club Atletiko San Sebastián siendo todavía una niña y a medida que se fue haciendo mayor empezó a acumular títulos de campeona de España hasta alcanzar la decena, mostrando que estaba preparada para saltar al ruedo internacional.

Internacional con el equipo español desde 2001 y autocalificada como «marmota» por su necesidad de dormir muchas horas, se plantó hace cuatro años en Pekín con el objetivo de alcanzar la final olímpica, pero solo pudo ser decimosexta y decimoséptima en las series clasificatorias, una pequeña decepción que no mermó sus ganas de triunfar.

Un año después de aquellos Juegos, La Seu d’Urgell, su lugar habitual de entrenamiento, acogía los Mundiales, y esta vez Chourraut no desperdició la oportunidad en un recorrido que conocía bien. Se colgó la plata en la localidad leridana y dos años después repitió éxito con un bronce en Bratislava 2011. «La oportunidad que perdí en Pekín está en Londres», confesó la donostiarra. No le faltaba razón.