Rafael Nadal, durante el entrenamiento realizado ayer en las instalaciones de Roland Garros.

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La conquista del séptimo Roland Garros de Rafael Nadal tiene por delante dos desafíos de altura y el primero lo afronta hoy (13.00/Cuatro) ante David Ferrer. Son muy buenos amigos fuera de la pista, pero las sonrisas desparecerán una vez que pisen la arcilla parisina. Está en juego una plaza en la gran final y en el horizonte ya se divisa una Copa de los Mosqueteros para la historia. El vigente campeón pone a prueba su inmaculada trayectoria en el Grand Slam francés, que completa la sesión de semifinales con otro pulso estelar entre Novak Djokovic y Roger Federer reeditando la lucha del pasado curso por hacerse un hueco en el encuentro decisivo.

Nadal, que nunca ha fallado en estas instancias del torneo, llega al penúltimo escalón hacia la gloria en su mejor momento. Busca su séptima final en París (la 15ª en un grande) tras reforzar su hegemonía sobre la tierra con sus victorias en Montecarlo, Barcelona y Roma. Además, su avance ha sido arrollador: no se ha dejado set alguno en el camino hasta las semifinales, ha perdido 30 juegos en cinco partidos y solo ha cedido una vez su saque. No ha perdido ni siquiera un set sobre arcilla roja en lo que va de año, ya que sus únicas concesiones llegaron sobre la superficie azul de Madrid, un terreno que Nadal excluye de su temporada de tierra.

Evolución

Sin embargo, los números no hacen más que responder a su superioridad en la pista. Su nivel de juego sigue un peldaño por encima del resto en la tierra. Ha insuflado más agresividad a su repertorio, mantiene una fortaleza mental inquebrantable y un derroche físico espectacular. Además, su servicio está más afinado que nunca y hoy tendrá que mantener la buena línea con el saque, porque al otro lado de la red le devolverá la bola uno de los restadores más peligrosos del circuito. Es la primera vez que el alicantino, de 30 años, llega a una semifinal de Roland Garros y se vaciará para exprimir su gran y, quien sabe, si su última oportunidad de reinar en París.

El balance de enfrentamientos entre Ferrer y Nadal está inclinado del lado del mallorquín, que ha ganado quince de los 19 encuentros previos. Hasta trece veces se han visto las caras sobre arcilla y solo en una salió airoso el alicantino, aunque fue en 2004 en los cuartos de Stuttgart.

Ha llovido desde aquel triunfo de Ferrer y hoy también podría hacerlo. Los protagonistas amanecen mirando al cielo pendientes de una climatología que amenaza con chubascos intermitentes. No obstante, lo más conflictivo es el anuncio de vientos fuertes. Sin duda, una atmósfera que se aleja del escenario ideal para el número dos, que prefiere el sol para que los botes de la pelota obtengan aún más veneno en una Philippe Chatrier en la que suelen formarse incómodos remolinos.

Gran duelo

El ganador del duelo tendrá que esperar unas horas para conocer la identidad de su rival en la final. Como el año pasado, Novak Djokovic y Roger Federer cruzan sus trayectorias en las semifinales de Roland Garros. 'Nole' clama venganza tras aquella derrota que le privó de su primera final en París y que truncó su espectacular racha de victorias de comienzos de 2011, pero, por encima de la 'vendetta', está en juego una final que el serbio ansía para intentar encadenar su cuarto grande consecutivo y que el suizo anhela para volver a desafiar a Nadal y seguir haciendo historia.

El test previo a Roland Garros cayó del lado del número uno del mundo, que salió airoso de las semifinales con el suizo en Roma. 'Nole' parece partir con una ligera ventaja por su capacidad defensiva sobre la arcilla, aunque el precedente del pasado curso abre el pronóstico. El recorrido de ambos hasta la semifinal ha tenido algunas sombras. El serbio sufrió ante Seppi y estuvo al borde del KO ante Tsonga, mientras que el suizo tuvo que remontar dos sets a cero en contra en su duelo ante Del Potro. De sus 25 partidos, Federer ganó 14 y Djokovic 11, mientras que el suizo también domina sus pulsos en tierra, ya que se ha impuesto en tres de sus cinco duelos en arcilla.