n Puesta a punto. Las gradas del Estadi Balear, que esperan una entradas histórica para el partido del domingo, presentarán la mejor cara posible tras el trabajo de estos días.

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El Estadi Balear presentará mañana su mejor cara. El cielo ya es blanquiazul y mientras, en la tierra, el Atlètic Balears redobla los esfuerzos para que el choque ante el Mirandés sea un ejemplo de organización en busca de la mayor comodidad para los 9.000 espectadores que se espera que agoten las localidades aún pendientes en las taquillas.

Para conseguir un Estadi Balear en las mejores condiciones posibles son muchos los que trabajan para que el recinto y la animación estén a la altura de las circunstancias. Durante los últimos días se han intensificado las tareas para poner a punto las gradas con un lavado de cara que ha 'rejuvenecido' su aspecto. No es la única modificación que han experimentado, ya que también han crecido un metro las paredes de los fondos para impedir que los aficionados puedan acceder fácilmente al campo.

El club, que procurará un trato ejemplar a los aficionados visitantes, espera 9.000 espectadores tras limitar el aforo con el objetivo de garantizar la mayor comodidad en el acceso y durante el partido para la hinchada blanquiazul. Durante la jornada de hoy (de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 en las oficinas del Estadi Balear) se espera que los aficionados agoten las mil entradas pendientes. No serán las últimas, ya que la RFEF obliga a poner a la venta un 10% del aforo el mismo día del partido, así que unas 900 permanecerán el domingo en unas taquillas que abrirán dos horas antes del partido, es decir, a las 8.30.

Un poco antes han sido convocados los aficionados para recibir a los autocares de los equipos, ya que la marea blanquiazul quiere apoyar a los suyos y empezar a presionar al Mirandés.

El colorido en las gradas, además de las camisetas, las pondrán las miles de banderas que el club repartirá entre sus seguidores, que, además, han previsto pancartas para un partido en el que están llamados a convertirse en el jugador número doce.