De Guzman y Aouate se abrazan para celebrar la permanencia. | Montserrat T. D

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Sábado, 21 de mayo de 2011. 22.00 horas. Las gradas de Son Moix, pobladas por casi veintitrés mil personas que recorren desde primera hora de la tarde los alrededores del Camí dels Reis, hierven a la espera de una función que marcará el futuro de un buen puñado de clubes. El Mallorca, metido en un laberinto del que debería haber salido muchas semanas antes, recibe al Atlético de Madrid dispuesto a disfrutar de la gran fiesta de la permanencia, a cumplir un trámite que le mantenga al menos otro año junto a la nobleza. Le basta con poco para redactar un final feliz. Con sumar algún punto frente a un rival sin nada importante en juego, estará a salvo. Noventa minutos le separan del paraíso. O de las tinieblas...

La batalla empieza puntual, sincronizada al resto de partidos en los que se debate la salvación. Sin embargo, en Son Moix flota una sensación extraña. Algo no cuadra. El Mallorca de Laudrup, víctima de un ataque de ansiedad, parece no superar la presión de la cita y empieza a mostrar grietas. Liberados de preocupaciones, los de Quique Sánchez Flores comienzan a crecer de la mano del Kun Agüero y se ponen por delante (0-2). El pánico recorre ya los pasillos del Iberostar Estadi y sólo la victoria del Valencia en Riazor, alimentada por un gol de Aduriz en pleno prólogo, amortigua la sensación de que el equipo puede irse a Segunda División. Pero el tiempo pasa, el Kun redondea el hat-trick en su último partido como colchonero y De Gea termina de sacar de quicio a los futbolistas locales con sus intervenciones. Los tantos de De Guzman y Webó abren la puerta del empate, de la esperanza, pero el combate se consume y el equipo queda a expensas de lo que pase en A Coruña. Afortunadamente, Roberto Soldado pone fin a la agonía balear y confirma la tragedia deportivista en el descuento. La plantilla mallorquinista se derrumba y celebra la permanencia entre rabia y gestos de angustia.

Casi diez meses después, el mallorquinismo sigue sin olvidar aquella jornada que volverá a reeditarse, al menos en parte, este domingo. Desde entonces el club ha seguido disfrutando de la máxima categoría y de unas vistas privilegiadas, aunque también han cambiado muchas cosas. No estará ninguno de los que ejercieron como actores principales ese día (Agüero y De Gea emigraron a la Premier, Webó a Turquía y De Guzman defiende la camiseta del Villarreal), pero la esencia permanece y el Mallorca necesita la victoria para ahorrarse la posibilidad de vivir de cerca otra pesadilla.

«Lo hablamos el otro día. Por suerte, el Kun Agüero no estará, que fue quién nos puso las cosas difíciles», comentaba a principios de semana Víctor Casadesús. «Cuando acabó todo nos quitamos un peso enorme de encima. Durante la semana sabíamos que teníamos que ganar porque si no se podía complicar. En el minuto 20 perdíamos de 0-2. Me puse en lo peor y al final tuvimos la suerte de que fue el Deportivo y no nosotros», argumentaba el delantero mallorquín.

Cendrós, por su parte, también rebobinaba para visionar de nuevo aquella incómoda visita atlética. «Siempre te acuerdas del malestar. No será una revancha pero sí lo recordamos con mucho sufrimiento. Hay que hacer nuestro partido, sacar los tres puntos en casa y darlo todo. Sumar tres puntos sería espectacular de cara a la recta final. Sería muy importante para la puntuación pero también para la moral del vestuario por lo que supondría ganar a un rival así. Serían puntos para llegar con muchas ganas a la última parte del curso», insistía el defensa isleño. Y en ese sentido lo cierto es que los bermellones parten con cierta ventaja, ya que el Atlético se juega esta tarde en Turquía su pase a la próxima ronda de la Europa League y no podrá centrarse en la visita a Son Moix. Sea como sea, el Mallorca lo tiene en sus manos.

Novedades

Mientras tanto, el plantel bermellón continúa preparando el partido y la principal novedad en la sesión de ayer era la presencia de Tomás Pina. El centrocampista trabajaba con normalidad junto al resto del grupo, aunque todavía no dispone del alta. A su lado también se sumaba a la actividad Fernando Tissone. El argentino hacía carrera contínua sobre el césped y prolongaba su entrenamiento en las instalaciones interiores. Como él, Bigas y Kevin corrían al margen -ambosparticiparon en el partido del filial contra el Norrköping de la Segunda División sueca y han ganado por 3-1- aunque ninguno de los dos parece contar demasiado últimamente para Caparrós. A su vez, Ogunjimi sigue arrastrando molestias en el tobillo.