TW
0

Novak Djokovic, campeón de Wimbledon 2011, reconoció hoy tras asegurarse su tercer Grand Slam que en algunas etapas de su carrera, en los últimos años, se sintió «frustrado» y con dudas sobre si podría algún día ganar a Rafael Nadal, pero supo hacerlo tras «un proceso de aprendizaje».

«Es un proceso de aprendizaje y desarrollo, un proceso de mejora como jugador y como persona, necesario para encontrar la forma de superar a esa persona. Es la única forma en que podía estar aquí», explicó en rueda de prensa el ganador del torneo, Djokovic, que tuvo que someterse a una dura preparación, tanto física como mental, para poder adelantar tanto a Nadal como a Roger Federer en el ránking.

«Todos conocemos las carreras de Nadal y Federer. Han sido los más dominantes en los últimos cinco o seis años. A veces te sientes algo frustrado cuando lo haces bien, pero te encuentras con ellos en los partidos importante», confesó el tenista serbio, que se situará mañana como número uno del mundo.

En su opinión, la clave para llegar hasta donde está hoy es «tener siempre una mentalidad positiva porque sino es imposible».

Precisamente este domingo Djokovic recordó todo el esfuerzo dedicado a este deporte desde niño: «estaba hablando con mis hermanos y mi familia sobre el duro trabajo que hice en Serbia, los sueños que tenía y que he cumplido y es muy bonito».

Descontrolado por la emoción del instante, Djokovic se echó al suelo nada más ganar el partido ante Nadal para arrancar un trozo de hierba y degustarlo antes de marchar de la Central. Fue su manera inmediata de celebrar el triunfo y de demostrar que él también es apto para esa superficie.

«Me he sentido como un animal. Quería ver cómo sabía. Sabe bien. En realidad, fue algo espontáneo, no lo tenía planeado. No sabía lo que hacer para expresar mi emoción y alegría», se excusó Djokovic sobre atrevido acto ante unas gradas vestidas de gala para presenciar la final.

«Me gustaría decirte todo, pero es difícil describir los sentimientos que tengo ahora. He hecho realidad un sueño y éste es el mejor día en mi carrera», afirmó Djokovic, al que todos los periodistas, sin distinción de nacionalidad, aplaudieron al entrar y salir de la sala.

Al valorar el juego, impecable, ofrecido este domingo, Djokovic aclaró que su principal intención era no dar a Nadal «la oportunidad de tomar el control del partido». Lo consiguió, pues sólo le permitió romper su servicio en el tercer set, donde el español amenazaba con una remontada que nunca llegó.

Después de anotarse las dos primeras mangas, Djokovic admitió que se había relajado demasiado en la tercera y que ése fue el motivo del 6-1 firmado por Nadal en ese set, único que ganó el español en esa cita.

«(Al principio del tercero) no estaba concentrado. Obviamente, cuando juegas con un jugador como Nadal, que utiliza sus opciones para dar la vuelta al partido, no quieres perder la concentración. El 6-1 para él fue merecido. Pero en el cuarto estuve liderando todo el rato. El primer juego fue mi importante para mantener el servicio», indicó el serbio sobre aquel instante en el que Nadal perdió la ocasión de oro para remontar al dejar escapar una bola de 'break'.

«Después de eso, todo lo que hice fue gran tenis», aclaró este jugador, ansioso por sumar más Grand Slams a su vitrina: «no quiero parar aquí, quiero seguir ganando».

Ahora tendrá que probar su capacidad para seguir en lo más alto, algo que en 2008, al ganar su primer 'major', le costó enorme esfuerzo.

«Después de ganar mi primer Grand Slam, empecé a enfrentarme a esas sensaciones y situaciones que nunca antes había afrontado: defender el título de Grand Slam, ser uno de los grandes jugadores, enfrentarte a la presión, corresponder a las expectativas de la gente todo el tiempo en los principales torneos, alcanzar al menos las semifinales, etc», recordó Djokovic.

Esas sensaciones desbordaron al tenista tras coronarse campeón del Abierto de Australia en enero de 2008 gracias a una victoria por 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6(2) ante el francés Jo-Wilfried Tsonga e incluso su madre, Dijana Djokovic, confesó que su hijo había pasado un cierto «miedo» tras aquel logro.

«Si mi madre lo dice, así fue. Ella me conoce más que yo a mí mismo», bromeó el ganador de la 125 edición de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo.