El ciclista belga Philippe Gilbert, del equipo Omega Pharma-Lotto, posa en el podio con el maillot amarillo de líder de la clasificación general después de proclamarse vencedor de la primera etapa del Tour de Francia. | Efe

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El belga Philippe Gilbert (Omega Pharma), número uno de la clasificación mundial, ha sido el encargado de estrenar el maillot amarillo del Tour de Francia al vencer en la primera etapa disputada entre el Paso de Gois y el Mont des Alouettes, de 191,5 kilómetros, en la que una montonera a 9 kilómetros de meta retrasó 1.20 minutos a Alberto Contador, principal perjudicado entre los favoritos.

Etapa inicial llena de tensión, nervios y caídas. Gilbert, el mejor clasicómano del pelotón, cumplió el pronóstico en un final en ligero ascenso que se adecuaba a sus condiciones. No se vio involucrado en la caída que destrozó al pelotón y a falta de un kilómetro contestó contundentemente a un ataque del suizo Cancellara para imponerse con autoridad, a su estilo.

Gilbert, que cumplirá 29 años el próximo martes, llegó a meta con 3 segundos sobre Cancellara y 6 respecto al noruego campeón mundial Thor Hushovd, quienes precedieron al campeón de España José Joaquín Rojas. El pelotón, partido en dos fue entrando en la meta del Monte de las Alondras en pequeños grupos.

En uno de ellos, a 1.20 minutos, pasó Alberto Contador junto a Samuel Sánchez, dos favoritos implicados en la montonera que se produjo a 9 kilómetros de meta, aunque no llegaron a caer. Sangría de tiempo en el debut para el triple vencedor del Tour, que empieza perdiendo un tiempo importante respecto a su rival número uno, Andy Schleck.

Se salvaron de la quema Evans, los hermanos Schleck y Vinokurov, entre otros, bien colocados y con mejor suerte en el momento del accidente. En la general Gilbert aventaja en 3 segundos a Evans y en 6 a Hushovd. A 1.20 Contador, así que el madrileño empieza perdiendo 1.17 respecto a Evans y 1.14 en relación a Andy, quien tuvo una caída a menos de dos kilómetros de meta, por lo que los jueces le dieron el mismo tiempo que el primer grupo que llegó a 6 segundos del ganador.

La primera semana del Tour siempre arroja un tinte de temor en el pelotón. Hay fuerzas, nervios, muchos quieren destacar y se multiplican las caídas. Desde la salida en el Paso de Gois hubo percances. En la marcha neutralizada se cayó el alemán Greipel, luego se fueron al suelo innumerables corredores, entre ellos los españoles David Arroyo y Pablo Urtasun.

Una vez anulada la escapada de la jornada, que protagonizaron de salida dos franceses, Pierrig Quemeneur (Europcar) y Jeremy Roy (Francaise) y el holandés Lieuwe Westra (Vacansoleil), se desencadenó la batalla de la colocación. Los equipos de los esprinters y el Omega de Gilbert, sobre todo éste equipo, trabajaron todo el día para echar abajo una aventura estéril que duró 174 kilómetros.

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Más nervios, y alguna imprudencia por parte de algún espectador. Uno de ellos rozó con el codo a un corredor y se formó una espectacular montonera que formó un muro de material humano, ruedas y fibra de carbono. Una lotería para algunos, un golpe bajo para otros.

El Omega estaba tirando a tope en cabeza, secundado por el equipo local del Europcar, ilusionado por dar una alegría a su patrocinador regional de la Vendée. Entonces se produjo la caída y la reacción de los «lobos» del pelotón. El Radioshack de Kloden, Brajkovic y Leipheimer y el BMC de Evans recibieron la noticia de que Contador y Andy Schleck se habían quedado entre el amasijo de bicicletas. El madrileño se puso a rueda de los hombres del Euskaltel que llevaban a Samuel Sánchez, a 32 segundos de la cabeza.

Un ascenso final de 2,2 kilómetros al 4,7 por ciento estaba marcado como la zona clave para resolver la etapa. Y así fue. Atacó Vinokurov con uno de sus típicos arranques, contestaron el francés Voeckler, Gilber y Cancellara, y fue el campeón mundial y olímpico contrarreloj quien quemó las naves a un kilómetro de meta.

Saltó detrás Gilbert con un ataque demoledor a 600 metros de la pancarta. Un latigazo definitivo, incontestable que le llevó hacia su primera victoria en el Tour de Francia y hacia el podio para enfundarse el primer maillot amarillo.

Se convertía en un nuevo miembro del club de corredores con victorias de etapa en las tres grandes. El campeón de Bélgica es un clasicómano de éxito, con una temporada esplendorosa, con 12 triunfos. Ha ganado todas las pruebas de 2011 desde que se impuso en la Flecha Brabanzona el pasado 13 de abril.

Su palmarés es un lujo, con 2 Amstel Gold Race, 2 París Tours, 2 Giros de Lombardía, 1 Flecha Valona, 1 Lieja-Bastoña, 2 etapas en la Vuelta y 1 en el Giro.

Desde 2008 tenía una espina clavada en el Tour. En Plumelec, el español Alejandro Valverde le privó de la victoria y del maillot amarillo por un segundo. Desde entonces había señalado este día. A la primera oportunidad sacó a relucir su poderío, Y puede que no sea por última vez, pues en la tercera etapa espera el Muro de Bretaña, con una subida a su medida.

Mañana se disputa la segunda etapa, una contrarreloj por equipos de 23 kilómetros con salida y llegada en Les Essarts.