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Seis Roland Garros y en total una decena de torneos del Grand Slam adornan las vitrinas del tenista diez: Rafael Nadal. El rey de la tierra y dueño del trono de la ATP alargó su hegemonía en París por sexta vez en siete años para mantener su idilio con las citas más ilustres. El manacorí extendió sus dominios a Wimbledon (2008 y 2010), Australia (2009) y US Open (2010), pero ayer fortaleció su mandato en el Bosque de Bolonia con un nuevo éxito en su duodécima final de un Grand Slam, esos torneos que marcan la diferencia entre los grandes jugadores y los fenómenos. Nadal manda en Roland Garros y, a sus 25 años, mantiene un avance que parece imparable entre las figuras legendarias de este deporte.

Para agotar los calificativos y engrandecer su estancia entre la nobleza de este deporte superó de nuevo al que él mismo considera el mejor de la historia: Roger Federer. Por tercera ocasión en la final de París y por octava vez en la final de un grande, Rafael Nadal y Roger Federer midieron sus fuerzas para que el primero se apuntara su sexto éxito ante el genial tenista suizo.

La dimensión del rival, al que avalan 16 torneos del Grand Slam, concede aún más valor a nueva victoria del mallorquín, que consiguió igualar las seis victorias de Bjorn Borg en la tierra parisina y los diez grandes de que acumuló Bill Tilden entre 1920 y 1930. Solo cinco hombres -cuatro en la Era Open (1968)- han logrado más victorias en los grandes: Roger Federer (16), Pete Sampras (14), Roy Emerson (12), Bjorn Borg (11) y Rod Laver (11).

Por primera vez consiguió la Copa de los Mosqueteros como número uno del mundo, una condición que logra mantener pese a la amenaza de Novak Djokovic, que atenazó el juego del balear en Roland Garros tras ganarle en las finales de Miami, Indian Wells, Madrid y, sobre todo, Roma. La mejor versión del ya hexacampeón en París apareció cuando los rivales y las rondas lo exigieron. Y es que en la segunda semana acabó sucesivamente con el número cinco del mundo, Robin Soderling, el número 4, Andy Murray, y el número tres Roger Federer.

El circuito no concede treguas y ahora que el planeta tenis se tiñe de verde apenas tendrá tiempo para salir a pescar, jugar unos hoyos al golf o tumbarse en la playa de Portocristo para degustar otra porción de gloria que sigue alimentando su leyenda.

La batalla continuará y la cima de la ATP volverá a estar en juego en Wimbledon, pero Nadal, que acumula tres torneos este año (Montecarlo, Barcelona y Roland Garros) y ha jugado y ha ganado más partidos que Djokovic en 2011 (43/6 por 41/1 del serbio), tiene las cualidades del tenista diez para encarar más desafíos. Su competitividad, capacidad de superación y sufrimiento, determinación, fortaleza mental y carácter multiplican el valor de una raqueta privilegiada y una gran condición física.

Tras caer en dos ocasiones en la final de Wimbledon precisamente ante Federer -las dos únicas que ha perdido en los grandes-, el All England Club le vio coronarse en dos ocasiones para acreditar una versatilidad sobre todas las superficies que está sobradamente demostrada con sus triunfos en Melbourne Park y en el neoyorquino estadio de Flushing Meadows. Una versatilidad que bien demuestra su récord de Masters 1000 (19), pero sobre todo el hecho de que lograra tres títulos de Grand Slam en tres superficies distintas en un mismo año, ya que en 2010 logró Roland Garros, Wimbledon y el US Open.
El oro olímpico o casi cien semanas en lo más alto del ranking dan más brillo a una trayectoria que consiguió otro gran hito en Roland Garros y que se va haciendo digna de compararse con los mejores deportistas de todos los tiempos.