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Pau Gasol, pívot de Los Angeles Lakers y amigo de Rafael Nadal, fue uno de las estrellas del deporte, el cine y la política que siguieron hoy la final de Roland Garros entre el español y el suizo Roger Federer.

A escasos metros de la localidad de Gasol -que necesitó dos sillas para encajar sus dos metros y quince centímetros en las butacas de la pista Philippe Chatrier- y de su novia, Silvia López, políticos y estrellas de cine siguieron el duelo desde el palco de personalidades.

El alcalde de París, Betrand Delanoe, y la número dos del Ayuntamiento, la franco-española Anne Hidalgo, contemplaron el encuentro junto con la secretaria de Estado para el Deporte en Francia, Chantal Jouanno, y su homólogo español, Albert Soler, máximo representante institucional llegado de España.

A pocos metros, el legendario actor Jean Paul Belmondo, habitual del Grand Slam de París, volvió a dejarse ver por una tribuna en la la que no faltaron ex tenistas como el brasileño Gustavo «Guga» Kuerten, el estadounidense Jim Courier o el español Manuel Santana, que celebra el 50 aniversario del primer Roland Garros español.

Así lo recordó la megafonía del estadio, que pidió un aplauso para el primer campeón español, que se llevó el reconocimiento de la familia Nadal, del presidente de la Real Federación Española de Tenis, José Luis Escañuela, y de otros cerca de 15.000 aficionados que tuvieron el privilegio de apreciar la final en vivo.

Entre banderas españolas y suizas, alguna del Real Club Deportivo Mallorca e, incluso, alguna serbia (ya que antes del torneo Novak Djokovic era el favorito para medirse en la final contra Nadal), los aficionados no dejaron de gritar espontáneamente ánimos de «Vamos Rafa», «Visca Mallorca» y, sobre todo, «Allez Roger».

Aficionados y personalidades que tuvieron la suerte de disfrutar de una final histórica, otra más, entre el suizo y el español, aunque no los únicos habituales del papel couché que han desfilado durante las últimas dos semanas por complejo situado en el Bois de Boulogne.

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La que más ocupó a los fotógrafos y, especialmente, a la prensa británica fue Pippa Middleton, cuya hermana, Kate, recientemente desposó al príncipe Guillermo, heredero de la corona británica.

Pippa disfrutó del tenis junto con su amigo de la universidad Laure Peugeot, descendiente del fundador de la homónima casa automovilística francesa.

Apellidos ilustre también el de Arnaud Lagardere, heredero del imperio editorial que cuenta con cabeceras como «Paris Match» o «Elle», gran aficionado al tenis y amigo del tenista Richard Gasquet, que se dejó fotografiar en las gradas con una escotada Jade Foret, que llamó la atención de los fotógrafos tanto o más que el duelo que Jo-Wilfred Tsonga y Marcel Granollers disputaban en la pista Suzanne Lenglen.

También la celebérrima actriz mexicana Salma Hayek y su multimillonario esposo y empresario del sector del lujo y el diseño, Francois-Henri Pinault, se acercaron a Roland Garros, en su caso para ver el memorable partido de semifinales que disputaron Federer y Djokovic.

Fue el mismo partido que eligió para ver en directo el ex primer ministro francés Lionel Jospin, quien también se paseó por ese complejo de estadios y canchas de tierra batida, tiendas de ropa oficial, restaurantes y casetas que es Roland Garros y por las que se pasearon algunos de los semblantes más afamados, como el del entrenador del Olympique de Lyon, Claude Puel.

Rostros que automáticamente hacen saltar los flashes, como el de la actriz española Elsa Pataky y la francesa Nora Arnezeder, el NBA de los San Antonio Spurs Tony Parker -ex marido de Eva Longoria- y su amigo y actor Bradly Cooper o el músico francés Julien Dore.

Y es que el glamour de un Grand Slam, mezclado con la leyenda de un torneo que se celebra desde 1925 y con los atléticos multimillonarios que sudan sobre la arcilla -y los no tan atléticos que disfrutan del champán en los palcos- es tentador para cualquiera que le guste moverse entre «jet-set» del lujo y la moda.

Si no, que le pregunten a la directora de «Vogue» y gurú del universo de los desfiles, Anna Wintour, que no quiso perderse ni las semifinales ni la final, ahora que las pasarelas de París están en tregua.