Los jugadores del Barça, durante el entrenamiento que realizaron ayer en el estadio del Arsenal. | HO

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Un Barcelona fiel a su estilo y un Manchester United que se recicló tras la pérdida de Cristiano Ronaldo vuelven a verse mañana las caras dos años después de la final de la Liga de Campeones en Roma, donde los azulgranas consiguieron su tercer título al ganar por 2-0 (Eto'o y Messi).

A pesar de que tan sólo han pasado dos años desde aquel envite de máximo nivel, Barcelona y ManU han sufrido algunos retoques de distinta magnitud, en un deporte como el fútbol en el que sólo se vive del presente.

Mientras el Barca ha cambiado algunos peones pero sigue con su filosofía de toque y conserva su columna vertebral -con Valdés, Piqué, Puyol, Xavi, Iniesta y Messi-, el Manchester ha tenido que variar su esquema con la marcha de su estrella portuguesa al Real Madrid. El 2009 fue el año de resurrección del Barca, con la consecución de todos los títulos en juego y una plantilla mágica que llevaba el sello de «Pep» Guardiola en su estreno como entrenador de elite.
«Renovarse o morir», debió pensar el técnico catalán, que tras levantar la 'Orejuda' sacrificó a uno de los héroes de Roma,

Samuel Eto'o, para seguir ganando títulos, a pesar de que la experiencia con el sueco Zlatan Ibrahimovic no fue del todo positiva.

Eto'o, el francés Thierry Henry, el marfileño Touré Yaya y el brasileño Sylvinho fueron los titulares de Roma que ya no están en el equipo, pero a los que Guardiola ha encontrado sustitutos, algunos en casa y otros en el mercado.
Buen ejemplo de ello han sido los casos de David Villa, en el sitio de Eto'o, del tinerfeño Pedro Rodríguez, dueño del puesto de Henry, o de Javier Mascherano, sustituto de Touré Yaya, en un claro paralelismo puesto que los dos se transformaron en centrales bajo las órdenes del entrenador catalán.

Además, a diferencia de 2009, el Barca podrá contar con sus laterales, ya que en Roma tanto Eric Abidal como Dani Alves estaban sancionados y Guardiola tuvo que improvisar. En Wembley, la presencia del brasileño es segura, mientras que en el lateral izquierdo el técnico cuenta con varias posibilidades tras la rápida recuperación del francés.

A pesar de los cambios de nombres vividos en estos dos años, la filosofía del Barca sigue siendo la misma. Con el buen juego por bandera, los azulgrana han vuelto a llegar a una final europea y aspiran a marcar una hegemonía continental que sólo le puede discutir esta vez el Manchester United de Ferguson.

Éxito

Los ingleses fueron campeones en 2008 y finalistas en 2009, y Ferguson siempre ha sabido encontrar la manera de reinventarse para llegar al éxito.

La marcha al Madrid de Cristiano, su máximo goleador y estrella, tras la derrota en Roma no ha impedido que el conjunto inglés vuelva a asomarse a una final de la Liga de Campeones, con un juego más coral y menos dependiente de las individualidades pero igual de efectivo.

El inglés Wayne Rooney ha tomado los galones de líder, pero jugadores como el rejuvenecido Giggs, el coreano Park y «Chicharito» Hernández hacen del Manchester un bloque temible.
En la portería sigue el meta Edwin Van der Sar, un año mayor que Guardiola, y el serbio Nemanja Vidic querrá quitarse la espina de la final de Roma -donde Samuel Eto'o le «rompió» la cintura- como líder de una defensa en la que entra el brasileño Rafael, pero que mantiene a Ferdinand y Evra.

Ferguson, técnico de los «red devils» (diablos rojos) desde 1986, las ha vivido de todos los colores, y difícilmente tropieza dos veces con la misma piedra.

Pero delante de él tendrá a un Barca distinto a aquel de 2009. Hace dos años, el combinado de Guardiola empezó a forjar su actual leyenda y ahora, con todo ganado y todo por ganar, dispone de los tres mejores futbolistas del planeta: Messi, Xavi e Iniesta, según la última clasificación del Balón de Oro.