Alberto Contador, durante la rueda de prensa que ha ofrecido esta tarde en Palma. | Pere Bota

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«Soy un ejemplo de limpieza. Creía en el sistema antidopaje. Ahora, no». Alberto Contador mostró su versión más clara y contundente, y dio la cara para reafirmarse en la inocencia que quiere demostrar. Y para ello llegará «hasta las últimas consecuencias», que pasan por el TAS, tras recibir el pasado miércoles la propuesta de sanción (1 año) de la Federación Española (RFEC) por su positivo -50 picogramos- por clembuterol en el pasado Tour de Francia. En juego están algo más que su carrera deportiva o el dinero que se puede perder por el camino. «Me defenderé porque esto es una cuestión de honor», advirtió el todavía triple ganador de la 'Grande Boucle', quien descarta colgar la bicicleta y va a defender su inocencia «hasta el final». El de Pinto hizo de Mallorca y del Gran Hotel Son Net el epicentro mediático del universo ciclista mundial. Y lo será hasta el día 2, cuando acabe el stage invernal del Saxo Bank SunGard, que cierra filas en torno a su líder.

Indignado
Contador habló de «vergüenza, un 'culebrón', un juicio público con filtraciones malintencionadas» a la hora de definir el desarrollo de su proceso. «Se han filtado las noticias a la prensa antes que yo me enterara. Esto me ha permitido ver lo pobre y las carencias de este deporte, al que he dedicado mi vida. Ahora, por una regla obsoleta se quiere tirar todo por tierra», afirmó el ahora corredor del Saxo Bank SunGard, quien recalcó que «no me he dopado. El único error que he cometido es comer una carne sin ser analizada para ver si tenía clembuterol. ¿Ahora tengo que hacer la prueba cada vez que vaya a un restaurante?».

El corredor se mostró crítico con el sistema antidopaje, recomendando a los estamentos encargados que recapaciten. «La norma, la regla, está obsoleta, no es acorde con los avances en los sistemas antidopaje. Todo esto tendrá que cambiar, mientras esto no se consiga, no habrá un deporte honesto y justo».

El madrileño confesó que, al recibir la notificación de la propuesta de sanción por un año, le pidió a su patrón, Bjarne Riis (a quien agradeció su apoyo incondicional), «que me dejara irme para casa, con mi familia y mis amigos. Pero es una propuesta de resolución y en estos 10 días voy a trabajar con mis abogados para que se haga justicia».

Alberto intentó mantener la normalidad en este período de espera, «pero ha habido ocasiones en las que he estado a punto de explotar, porque se decían mentiras. Trabajaré para cambiar la resolución y recurriré hasta donde sea necesario para defender mi inocencia», siendo el TAS el probable camino, toda vez que en la primera quincena de febrero se hará público el fallo final. Eso sí, avisa que «todo está bastante fundamentado, y si proponen un año, se reconoce mi inocencia. Debemos conseguir que el Comité entienda que no es justo, sino, lucharé hasta el final».

Sensatez
El jefe de filas del Saxo Bank descarta su adiós aunque sea sancionado. «No pienso en colgar la bici, aunque en otro momento, las emociones decían lo contrario». Su estado de ánimo toca mínimos, y el profesional se siente «decepcionado, triste y desilusionado. Para poder saber cómo estoy, hay que vivirlo. Me siento víctima de un sistema que debe modificarse. En mi vida llevo 500 controles, en mi casa, en comidas familiares, he tenido que salir del cine a mitad de película... porque creía en el sistema». Contador reconoció haber recibido el apoyo incondicional de varios deportistas de primer nivel y muestra su decepción con la UCI, en un principio a su lado y ahora acusadora. «Esta es una de las cosas que no he entendido estos meses».