Roger Federer, tras su victoria. | PETAR KUJUNDZIC

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El serbio Novak Djokovic, tercer favorito, destronó al suizo Roger Federer del Abierto de Australia y se postula como firme aspirante al trono que el helvético hizo suyo en cuatro ocasiones y del que ahora queda marginado.

Djokovic prolongó la autoridad que ha mantenido durante todo el torneo. Venció en tres sets, por 7-6 (3), 7-5 y 6-4, a la espera de conocer oponente, el británico Andy Murray o el español David Ferrer, para la final, en la que intentará ampliar su cosecha de grandes, ahora limitada al éxito que logró en Melbourne Park en 2008.

El serbio era el rival adecuado para calibrar la autenticidad del momento de Federer, lleno de dificultades en la primera semana, puesto contra las cuerdas por el francés Gilles Simon en segunda ronda, aunque rehabilitado por su buen nivel en el choque contra su compatriota Stanislas Wawrinka, al que dejó en evidencia.

«Es un momento especial para mí. He aprovechado mi oportunidad y estoy en la final. Pasé un momento muy complicado en el segundo set, cuando Federer tenía una ventaja de 5-2. Sabía que si se me iba ese parcial se podía complicar el partido. Reaccioné afortunadamente y logré el triunfo», explicó en la pista el tenista balcánico, que solventó el partido en tres horas justas de juego.

El suizo Roger Federer completa el ciclo de los últimos Grand Slam de vacío. Desde que ganó en Melbourne Park hace un año, el helvético se ha distanciado del éxito, incluso de las finales: cayó en cuartos en Wimbledon y Roland Garros y en las semifinales del Abierto de Estados Unidos, la misma ronda en que ha sido eliminado en Australia.

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Djokovic, ausente de la penúltima ronda desde que conquistó el título en el 2008, hace tiempo que tutea al helvético. De hecho, ya en Nueva York le privó de la lucha por el éxito.

El serbio jugó constante y su rival lo hizo a tirones en la pista Rod Laver Arena. Federer se cargó de errores no forzados y reafirmó que le cuesta nadar a contracorriente en los partidos. Por detrás en el marcador, sufre. La ansiedad le puede. El esfuerzo le supone una montaña. Ya no es garantía de fiabilidad.

Federer y Djokovic mantuvieron el mano a mano en el primer parcial. Con las energías a tope se refugiaron en su saque, sin sobresaltos significativos, lo que llevó el desenlace al 'tie break'. Erró más de la cuenta el suizo y se le marchó el set.

Tiró de coraje y talento Roger Federer, que en el segundo parcial desempolvó el repertorio, enrabietado. Tomó carrerilla para igualar el partido. Con 5-3 sirvió para ganar el parcial. No supo rematar el número dos del mundo, que empezó a ser víctima de su propia inseguridad.

Djokovic le dio caza. Se recuperó y puso el triunfo de cara. Más aún cuando rompió el saque del suizo nada más iniciar el tercer tramo. Algo pasa cuando a Federer no le queda más que el empeño, del que tiró para intentar enmendar la situación. Dio esa sensación pero fueron los últimos coletazos. Una lánguida derecha a la red, a un saque del serbio, acabó con la aventura del campeón en el Abierto de Australia.

Roger Federer aplazó su intento de lograr su quinto triunfo en el Abierto de Australia, de acosar el récord de Roy Emeron. Ahora, emprende viaje rumbo a casa.