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El Mallorca acude hoy a Sevilla sin miedo a las alturas. Tembloroso ante los modestos, dubitativo contra los de su Liga, el bloque de Laudrup se transforma cuando el rival es de alto standing . A punto de echar el candado al primer tercio del curso, el conjunto isleño puede presumir de ser el único equipo del torneo que ha saldado sin heridas sus duelos ante Real Madrid y Barça.

Además, confirmó su fama de matagigantes con una victoria en Mestalla, donde solo había logrado un triunfo en toda su historia. En total, suma 5 puntos de los 9 posibles ante tres de los cuatro equipos -el otro es el Villarreal- que ocupan plazas de acceso a la Champions League. Mañana, en el Sánchez Pizjuán, mirará a los ojos de un Sevilla al alza, afianzado en la quinta posición y que suma dos victorias consecutivas (2-0 al Valencia y 1-2 al Zaragoza) por primera vez en lo que llevamos de campeonato.

El aterrizaje de Gregorio Manzano en el banquillo sevillista ha mejorado el rendimiento de un equipo que ha convertido Nervión en su principal punto de apoyo. De hecho, en el presente año 2010, solo ha doblado la rodilla en dos de los 16 encuentros de Liga disputados ante su parroquia: 1-2 (Racing el 9 de enero) y 2-3 (Barça, 8 de mayo). Con el preparador andaluz como jefe de operaciones, el Sevilla ha ganado todos los partidos de Liga en su estadio -ante Atlético, Athletic y Valencia- y se ha mostrado como un conjunto fiable de cara a puerta.

Con los precedentes en la mano, el Sevilla se ha convertido en el presente Siglo XXI en el peor adversario posible. De hecho, de los últimos 18 enfrentamientos entre ambos en el torneo de la regularidad, el Mallorca apenas ha podido celebrar ¡2 victorias!, ambas por cierto en el Sánchez Pizjuán por 1-2 y las dos con... Gregorio Manzano como técnico mallorquinista. El balance global de esta década es claramente favorable al cuadro hispalense, con nueve victorias, siete empates y esas dos derrotas mencionadas anteriormente.

A pesar de la fiabilidad mostrada por el Mallorca ante los grandes, el grupo balear se presenta en el Pizjuán tras dos jornadas sin ganar -igualando su peor racha del curso- y la intención de no encadenar un nuevo tropiezo. Después de enganchar tres victorias consecutivas, entre Liga y Copa, el equipo torció el gesto en los últimos instantes del duelo en La Romareda, cuando arrojó por la borda una renta de 1-2. El pasado domingo, en casa ante el Deportivo, no pasó del empate inicial. Mañana, en el partido del morbo, el Mallorca tiene una nueva oportunidad para confirmar su buen momento ante los grandes.