El tenista Carlos Moyá. | Efe

TW
12

Carlos Moyà cuelga la raqueta. El tenista mallorquín, pionero de una generación que ha dado a Balears sus mayores logros en este deporte, ha decidido poner fin a una dilatada y lustrosa carrera que le ha llevado a conseguir todos los objetivos que se planteó desde su irrupción en el campo profesional en 1995. El palmesano, de 34 años y que acaba de estrenar paternidad, se ha visto castigado por las lesiones a lo largo de los últimos meses. Esos problemas físicos han provocado que Moyà decida finiquitar una carrera que en su momento mostró la senda a la actual 'Armada', además de ser una persona ligada estrechamente al crecimiento del jugador que ha recogido su testigo dentro del escaparate del tenis mallorquín y mundial: Rafael Nadal.

Moyà ya dejó ver que la de 2010 iba a ser su última temporada en activo. Pero sus constantes pasos por la enfermería han hecho más dura y larga una campaña en la que no pisa la pista desde el pasado mes de mayo, cuando cayó eliminado en la primera ronda del Masters 1.000 de Madrid ante el alemán Becker (6/0 y 6/2). Entonces, la retirada de 'Charlie' se veía cada vez más cerca.

Una fractura por estrés en el pie derecho sembraba las dudas, más tras la tendinitis en el peroneo que le castigó durante Indian Wells. A ello se unía la lesión de cadera que condicionó su temporada 2009, y la nueva orientación de su vida personal, con la llegada de su primogénita y la dedicación a su familia y los negocios que posee, como el gimnasio de Ciutat en el que ha trabajado para ponerse a punto. El propio tenista anunciará en breve una decisión que marca un punto de inflexión en la vida de un deportista que acumula elogios dentro y fuera de las pistas.

Rumores

La renuncia a Roland Garros multiplicó las especulaciones, y su dilatada ausencia del circuito no hacía más que incrementar la rumorología que parece haber llegado a su fin. Tanto, que el Govern trabaja en la preparación de un homenaje institucional y público a la altura del currículo de un tenista básico para entender el momento álgido de este deporte en las islas y en nuestro país, como reconocimiento a sus logros y su figura.

De Carlos Moyà Llompart empezó a hablarse con notoriedad tras proclamarse campeón de Europa júnior, en 1994. Al año siguiente dio el salto definitivo al circuito ATP, en el que ha conseguido un balance de 575 victorias y 319 derrotas, además de veinte títulos individuales y haber acumulado veinticuatro finales en su hoja de servicios. Su nombre dio la vuelta al mundo en enero de 1997. El mallorquín entraba en los anales al alcanzar la final del Open de Australia. A sus 20 años, poco pudo hacer ante Pete Sampras, pero su carisma se disparó, y su imagen de tenista joven, descarado y poseedor de una clase excepcional, le convirtieron en un ídolo. Su 'Hasta luego, Lucas' en Melbourne Park sigue siendo uno de los mejores momentos que ha brindado el tenista, que dio continuidad a esa racha para alcanzar cotas superiores.

Imparable

Y es que, pese a ganar su primer título ATP en 1995 (Buenos Aires), fue en 1998 cuando hizo que no nombre entrara de forma definitiva en la leyenda, previo triunfo en Montecarlo. París coronaba al primer mallorquín que levantaba un trofeo del Grand Slam, al ganar Roland Garros y conquistar la tierra. Finalista de la Copa Másters (cayó ante Corretja), también tuvo tiempo de alcanzar las semifinales del US Open. Esa vertiginosa ascensión en el ránking se vio culminada el 15 de marzo de 1999, cuando se convertía en el primer tenista español en ser número uno del mundo.

Las lesiones empezaron a aparecer, en especial en un 2000 en el que se perdió los Juegos Olímpicos de Sydney y la final de la Davis, y levantó el vuelo en Estoril. Moyà volvió por sus fueros, con triunfos de calidad (Cincinnati 2002, Godó 2003 o Roma 2004) y un idilio con Umag, Buenos Aires o Acapulco. Rozó las medallas en los Juegos de Atenas, donde jugó el doble junto a un emergente Rafael Nadal, y cerró 2004 saldando su cuenta pendiente con la Davis, siendo protagonista del triunfo español en la final de Sevilla. La nueva hornada de la 'Armada', con Nadal al frente, relegó a un segundo plano a un Moyà cuyo carisma seguía intacto y ofrecía momentos de buen tenis, cerrando su nómina de títulos en Umag 2007.

Ahora, Moyà inicia una nueva etapa dentro de una vida apasionante, dejando un legado de entidad para la historia del tenis, que bien merece el tributo a un jugador que ha escrito su nombre con letras de oro en los anales del deporte.