Seguidores de Holanda, con rostro serio. | Nuria Rincón

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El tulipán se tiñó de negro. Los aficionados holandeses que se congregaron en diversos establecimientos de la Platja de Palma con el objetivo de seguir la final del mundial, comenzaron eufóricos y acabaron frustrados.
Pese a que la gran mayoría de turistas que frecuentan esta zona son alemanes, ayer las terrazas de los bares se llenaron de camisetas naranjas y los colores rojo, blanco y azul de las banderas holandesas. Entre cervezas y pelucas de color naranja, los holandeses siguieron la retransimisión del partido a través de numerosas pantallas que los bares de la zona pusieron a su disposición para la gran ocasión.
Los seguidores de la 'Oranje' se mostraron optimistas desde que dio comienzo el encuentro, asegurando que aunque el conjunto español «está haciendo un buen mundial, Robben nos va a dar el campeonato».
El gran número de aficionados que se amontonaban en el interior del Bar Cafe de Zaak, obligó a muchos seguidores a seguir la final del Mundial de Sudáfrica desde el exterior. Cada acción de la selección de Van Marwijk era aplaudida por el público holandés con gran efusividad entre cerveza y cerveza. «Pase lo que pase, tras el partido seguiremos con ganas de fiesta», comentaba Yochem, un turista de Utrecht, «pero estamos seguros de que ganará Holanda», añadió. «Holanda es mejor, pero el partido me está aburriendo», indicaba Marco Spekschoor, un estudiante de Amsterdam, «ambos equipos están muy nerviosos. Pero es normal, es la final de un Mundial».
Muchos de los discursos de los hinchas holandeses eran contradictorios: «España está jugando mejor, pero Robben marcará y nos proclamaremos campeones del mundo». Otro turista holandés, Toine Vulgt, comentó que la Naranja Mecánica «ganará por la mínima, 1-0, pero se convertirá en el campeón de este mundial».
El partido iba sumando minutos y la tensión que se dibujaba en las caras de los holandeses en los establecimientos de la Platja de Palma, iba en aumento. El encuentro apuntaba a una prolongación, y los holandeses mostraban cada vez más nerviosismo. «El partido sigue muy equilibrado, cualquiera puede marcar», comentaban los seguidores holandeses, «¡pero que marque Holanda ya!», gritaban algunos.
Los veraneantes holandeses continuaban confiando en las acciones de su selección de cara al gol, durante la prórroga, hasta que llegó el minuto 116, que sentenció el partido, y acercó el título al combinado español.
El gol de Andrés Iniesta fue una punzada en los corazones de los de la 'Oranje', quienes, muy decepcionados, empezaban a ser conscientes de lo que ese tanto del jugador español significaba: el final de un sueño.