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La mejor dinastía del baloncesto profesional estadounidense, los Celtics de Boston, se colocó a sólo un triunfo de lograr su decimoctavo título después de ganar 92-86 a Los Àngeles Lakers en el quinto partido de las Finales de la NBA. La victoria puso a los Celtics con la ventaja de 3-2 en la serie al mejor de siete y el sexto partido se disputará el próximo martes en el Staples Center de Los Angeles.
El alero Paul Pierce se convirtió en el gran héroe de los Celtics a liderar al equipo con 27 puntos, incluidos 15 en la primera parte, además de protagonizar las jugadas decisivas en el último minuto cuando le robó un balón en el rebote a Bryant con 38 segundos y le dio un pase milagroso a Rajon Rondo para sentenciase (89-82).
El alero Kevin Garnett con un doble-doble de 18 puntos, 10 rebotes, cinco robos de balón, tres asistencias y dos tapones, le ganó por primera vez el duelo individual al ala-pívot español Pau Gasol para ser también decisivo en el triunfo de los Celtics.
Rondo con 18 puntos y ocho asistencias y cinco rebotes iba a convertirse en la figura que aglutinó el juego de equipo de los Celtics, aunque su mancha fue la perdida de siete balones.
Mientras que el escolta Ray Allen con 12 puntos completó la lista de los cuatro titulares de los Celtics que lograron dobles dígitos y esta vez si aportaron todos en conjunto para darle al equipo un 56 por ciento de acierto en los tiros de campo y el 69 (9-13) desde la línea de personal.
Grupo
Esta vez el banquillo no fue necesario para los Celtics, que fueron siempre por delante en el marcador y en el tercer periodo llegaron a tener 13 puntos de ventaja (71-58). Sin embargo, los Lakers, con Bryant y Gasol como únicos jugadores que respondieron en el ataque, con menos de un minuto para el final se pusieron a sólo cinco tantos (87-82) y con 43 segundos el alero Ron Artest, la gran decepción hasta ahora en las Finales junto con Lamar Odom, falló dos tiros de personal. La pelota del segundo falló de Artest fue capturada en principio por Bryant, pero Pierce surgió para quitársela de las manos y forzar la asistencia milagrosa a Rondo que iba a dejar a los Lakers a las puertas de la eliminación.