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SueciaRobin Soderling 6 3 5 6 6 3
República ChecaTomas Berdych 3 6 7 3 3 2

Roland Garros | Semifinal | 04/06/2010 13:00 | Fin

Roland Garros aguarda un nuevo pulso entre el rey de la tierra batida y su único verdugo en París. Rafael Nadal y Robin Soderling volverán a verse las caras en un duelo cargado de morbo y de alicientes, porque el mallorquín recuperará el número uno del mundo si levanta su quinta Copa de los Mosqueteros ante al único hombre que le ha ganado sobre la arcilla gala. El mallorquín solventó ayer su duelo de semifinales ante Jürgen Melzer (6-2, 6-3 y 7-6 en dos horas y 9 minutos) apuntalando su evolución y ya tiene cita para poder ajustar cuentas mañana con Soderling, que superó a Thomas Berdych 6-3, 3-6, 5-7, 6-3 y 6-3.
Nadal jugará su quinta final en la Philippe Chatrier y la novena de un torneo del Grand Slam después de haber alargado su inmaculada trayectoria en la presente edición del segundo grande del curso, donde no ha cedido aún un set y donde ya es el tenista español con más victorias. Melzer tenía que repetir el partido de su vida y necesitaba que Nadal fallara. No sucedió ni lo uno ni lo otro, porque el mallorquín minimizó los recursos del austríaco y elevó el listón una jornada más para rubricar una actuación que denota que llegará al encuentro decisivo en plenitud de facultades. Así lo demuestra la superioridad y la capacidad de superación exhibidas en una capital francesa en la que puede alargar su reinado sobre la tierra, ya que acumula 21 victorias esta temporada y un 92% de triunfos desde que es profesional (202 partidos ganados y 16 perdidos).
El 'manacorí' sólo tuvo problemas para cerrar el partido en el tercer set. Fue el único momento en el que tuvo dudas con su saque, pero también resolvió con acierto los momentos importantes de la muerte súbita. A pesar de los instantes de incertidumbre final, el servicio le funcionó muy bien (8 juegos en blanco), su derecha fue un martillo pilón y sus ángulos inverosímiles castigaron la resistencia del austríaco, que tiró de dejadas y subidas a la red para evitar los intercambios que siempre caían del lado del mallorquín.
El número dos del mundo puso a hacer kilómetros a Melzer desde el comienzo. La fórmula para acabar con la agresividad del austríaco surtía efecto y se tradujo en un break en el sexto juego (4-2). Nadal ya no dejaría escapar la renta adquirida, aunque tuvo que solucionar una posibilidad de break con un punto de saque y acabó anotándose el primer parcial con una nueva ruptura.
En el segundo set Nadal arrancó con un juego en blanco y Melzer volvió a tirar de recursos para intentar romper el ritmo que imprimía el balear a sus golpes, que cobraban aún más efecto gracias al sol. El austríaco, que no aguantaba los intercambios pero comenzó a ajustarse al juego del mallorquín, lo intentó con subidas a la red.
Las rupturas se sucedieron en el cuarto y en el quinto juego, pero Nadal cobró una ventaja decisiva en el sexto al materializar un nuevo break (4-2). Nadal no vio peligrar su saque y acabó apuntándose el segundo set 6-3.
El tercer set arrancó con un break de Nadal rompiendo el servicio de su rival con un juego en blanco y a Melzer se le hizo el partido algo más que cuesta arriba. Entonces, los gestos del verdugo de Djokovic asumiendo que no había nada que hacer fueron los primeros síntomas de que la clasificación del número dos del mundo para la final llegaría por la vía rápida. La única fisura de Nadal con el saque llegó en el peor momento, cuando servía para ganar el partido y cometió una doble falta que permitió a su adversario volver a soñar gracias a un break en el décimo juego (5-5). Melzer habilitó el tie break y Nadal no se inmutó cuando el público comenzó a hacer la ola justo antes de sacar para el 6-6.
El recuerdo de la remontada a Djokovic se evaporó tras el 0-2 de la muerte súbita. Nadal tomó la delantera y llegó a desaprovechar dos pelotas de partido, pero a la tercera fue la vencida y una derecha de Jürgen Melzer contra la red permitía al balear embolsarse un nuevo triunfo. Otro dato positivo para el flamante finalista fue apuntarse su tercer tie break de los tres que ha disputado este año en París.
Nadal se reencontrará en la final con el único hombre que ha sido capaz de batirle en su fortín, donde ya acumula 37 victorias en 38 encuentros. El único borrón en el historial lo puso el sueco, que le apeó de los octavos de final de Roland Garros en 2009, cuando acabó cediendo en la final ante Roger Federer, al que eliminó en los cuartos de la presente edición en una nueva demostración de su nivel y su competitividad. No en vano puede presumir de haber superado en París a los defensores del título en 2009 y 2010 como ya hizo su compatriota Mats Wilander en 1984 y 1985.
Robin Soderling superó en cinco sets a Thomas Berdych y se clasificó para su segunda final consecutiva en Roland Garros. El sueco ejerció de favorito con la inercia positiva de haber eliminado a Roger Federer en los cuartos de final, pero su rival demostró por qué se había plantado en el penúltimo escalón del torneo sin ceder un set. Soderling acreditó sus buenas prestaciones al saque y sacó a relucir su pegada desde la primera manga y Berdych aprovechó un pequeño bajón de su rival en la segunda para reactivar sus aspiraciones y plagar de dudas los planes del sueco. Sin embargo, Soderling mostró mayor aplomo que el checo, que vio cómo se le escapaba el partido cuando desaprovechó una oportunidad de ruptura en el cuarto set que podría haber variado el signo del choque.
El potente juego plano del sueco y un gran servicio serán ahora los próximo desafíos de Nadal, que tiene un doble premio esperándole en la Philippe Chatrier: La Copa de los Mosqueteros y el número uno. Sin duda, el templo del tenis francés se inundará con el morbo de ver al rey y su verdugo de nuevo frente a frente.